Una condesa habanera reinó en París
Jorge Karel Leyva Rodríguez
Su tumba se encuentra en el cementerio parisino Père Lachaise, lo mismo que la de Colette, Jean de La Fontaine, Apollinaire, Proust, Daudet y Sully Prudhomme. Rossini tocó al piano para que ella cantara. Balzac le dedicó una de sus primeras novelas y la tuvo como modelo de algunos de sus relatos. Chateaubrian la definió como lamás bella de las mujeres.
Cuando en París creó su propio salón cultural, fue visitada asiduamente por los más encumbrados intelectuales, científicos, músicos, artistas, cantantes de ópera, políticos, escritores y nobles del momento.
Allí se reunían George Sand, Gautier, Chopin, Berlioz, el barón de Rothschild, Meyerbeer, Listz, Orfila, la princesa de Caraman, el general Lafayette, el conded´Orsay y otras tantas celebridades que tuvieron la dicha de admirar sus encantos.
Los concurrentes podían lo mismo tener la suerte de escuchar las voces de Musset, Víctor Hugo y Lamartine; que haber sido testigos de los primeros pasos artísticos de la luego famosísima cantante María Malibrán, cuyo padre había sido profesor de la anfitriona.
En aquella casa recibió a cubanos ilustres comoJosé Antonio Saco, José de la Luz y Caballero, Domingo del Monte, o José Luis Alfonso, y a poetas españoles como Martínez de la Rosa.
La prensa francesa de la época elogió de sobremanera las dotes líricas de la fascinante condesa habanera. Lo hizo Jules Janin al calificar de “brillante y vigorosa su voz de soprano”; mientras que Arssene Houssaye la alaba en sus “Recuerdos de medio siglo”. Quienrevise periódicos de la década del 30 como La Revue Musicale, La Gazette de France o La Chronique, encontrará desbordados halagos al talento artístico de la criolla, que solía ser saludada con admiración general cuando se le veía aparecer en la ópera.
Se ha dicho que sus peinados y vestimentas guiaban los gustos del momento; que madame de Paulimier ganó un premio en la exposición de 1832 con unretrato suyo; que Lady Holland la llamó Hija del sol y que Luis Felipe le concedió la Legión de Honor.
Su vida en la corte española desde los trece años parece haberle dotado de ciertas y muy útiles habilidades políticas. Fue en el salón cultural de su madre, el más vibrante de Madrid, donde su aguzada inteligencia debió apropiarse de un savoir faire gracias al cual cosecharía luego tantoséxitos.
Por allí desfiló la crema y nata de la sociedad española. Allí recibió los primeros cumplidos de artistas, militares, políticos. Allí se dio el gusto de rechazar a pretendientes como el Marqués de Serrano y el Mariscal Sebastiani, favorito de Napoleón. Y si su madre fue la amante del rey José primero, hermano del emperador francés, la jovencita prefirió escoger a uno de sus generales comofuturo esposo.
Fue en aquella corte metropolitana donde Goya, al ver las pinturas de la habanera, desplazó su mirada de los lienzos a aquellos ojos muy negros de criolla afrancesada para augurarle un futuro promisorio como mujer, mas no como pintora.
Nada de esto, sin embargo, autoriza a pensar que María de la Merced Santa Cruz y Montalvo, condesa de Merlin, era una persona frívola. Antesbien, su propia vida tiene un alto nivel de implicación social. Ella sabía equilibrar las cosas. Y si cantaba en reducidos ámbitos de la alta sociedad, para dar placer a sus amigos, también lo hacía para apoyar causas justas.
En la Ginebra de 1825 cantó en beneficio de los griegos que se batían por su independencia, lo mismo que cuatro años más tarde en la sala Vaux-hall, de París. En 1831 sela ve prestando su voz para apoyar a los insurrectos polacos; en otra ocasión a los rebeldes españoles; y todavía en otra participa en un concierto a favor de los damnificados de un terremoto en Martinica.
Y no sólo cantaba como una diosa la Merlin, también escribía; y de un modo tan apasionante que su pluma podía rivalizar con su voz. Aunque escogió la lengua francesa como vehículo de...
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