una llave para acceder a una familia feliz
POR EL PRESIDENTE DIETER F. UCHTDORF
Segundo Consejero de la Primera Presidencia
Hay muchos grados de ofensa y hay muchos niveles de enojo, pero loque he notado es que con frecuencia justificamos nuestro enojo y acallamos nuestra conciencia imaginando historias sobre los motivos de las otras personas para calificar sus acciones comoimperdonables y egoístas mientras que, al mismo tiempo, elevamos nuestros propios motivos considerándolos puros e inocentes.
El perro del príncipe
Hay una vieja historia galesa del siglo trece acerca de unpríncipe que regresó a su casa y encontró a su perro con la cara ensangrentada. Se apresuró a entrar en la casa y con horror halló que la cuna de su bebé estaba volcada y el niño había desaparecido.Furioso, el príncipe desenvainó la espada y mató al perro. Poco después oyó el llanto de su hijito, ¡estaba vivo! Junto al niño había un lobo muerto; en realidad, lo que había hecho el perro era defender asu hijo del lobo asesino.
Aun cuando este relato es dramático, demuestra un punto importante; que la explicación que nos damos a nosotros mismos sobre el motivo por el que otras personas se comportande cierta manera no siempre esté de acuerdo con la realidad. A veces, ni siquiera queremos saber la realidad; preferimos autojustificar nuestra ira aferrándonos a la amargura y al resentimiento. Aveces, esos rencores suelen durar meses e incluso años; hay casos en que se prolongan por toda la vida.
Una familia dividida
Un hombre no pudo perdonar a su hijo por desviarse del camino que se lehabía enseñado; el muchacho tenía amigos que a su padre no le gustaban e hizo muchas cosas contrarias a lo que el padre pensaba que debía hacer. Eso produjo un distanciamiento entre padre e hijo y, tanpronto como le fue posible, el muchacho se fue de la casa y nunca regresó. Casi no volvieron a hablarse.
¿Pensó el padre que estaba justificado? Quizás.
¿Pensó el hijo que estaba justificado?...
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