Una mujer en la tormenta

Judith Merkle Riley
 

 
Trilogía Margaret de Ashbury
UNA MUJER EN LA TORMENTA
 

 
A Elizabeth, con cariño.
 
 


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ÍNDICE

Agradecimientos​4
Prólogo​5
Capítulo I​7
Capítulo II​27
Capítulo III​49
Capítulo IV​73
Capítulo V​102
Capítulo VI​133
Capítulo VII​166
Capítulo VIII​194
Capítulo IX​218
Capítulo X​252
Capítulo XI​278
RESEÑA BIBLIOGRÁFICA​308
 

- -Judith Merkle Riley​​Una mujer en la tormenta

Agradecimientos
 
Deseo manifestar mi agradecimiento por la ayuda y la inspiración aportada a mi familia, a Susan Kullmann Puz, que leyó el primer borrador, y a la finada Susan Hamilton, que me animó a escribir. Estoy igualmente agradecida por su estímulo e inteligente ayuda a mi agente Jean Naggar y a mi editora Carole Barón.
El materialbibliográfico en el que se basa la obra me fue facilitado por varias bibliotecas. Quiero hacer constar mi agradecimiento en particular a la biblioteca Honnold de Claremont Colleges, la sección Pomona de la Biblioteca Pública de Los Ángeles y a la Biblioteca Francis Bacon, con especial mención, por su magnífica documentación medieval, de la biblioteca Henry E. Huntington de San Marino, California, en lacual llevé a cabo la mayor parte de la investigación para la obra.
 
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Prólogo

En el año del Señor de 1355, tres días después de la festividad de la Epifanía, Dios hizo nacer en mí la idea de escribir un libro.
«No soy más que una mujer —contesté a esa Voz interior—. No soy letrada ni sé latín ¿Cómo voy a escribir un libro, y qué diré en él, si no he llevado a cabo ninguna hazaña?»«Di lo que hayas visto —me contestó la Voz—. No hay nada malo en ser mujer y hacer cosas corrientes. A veces las cosas pequeñas sirven de exponente a grandes ideas. Y en cuanto a escribir, haz como hacen otros y que te lo escriba alguien.»
«Voz —repliqué—, ¿cómo sé si procedes de Dios y no del diablo, tentándome para que haga una necedad?»
«Margaret —insistió la Voz—, ¿acaso no es una buena idea?Dios nunca infunde malas ideas.»
A mí me parecía una buena idea y, cuanto más me lo pensaba, mejor me parecía. Me gusta que me lean libros —razoné— pero nunca he escuchado ninguno que se refiera a las mujeres. Mi esposo nos lee a veces un libro de viajes sobre las maravillas de países remotos, en otras ocasiones es un sacerdote quien nos lee sobre ideas elevadas y meditaciones profundas para elperfeccionamiento del alma, pero me gustaría escuchar la lectura de un libro como el que me ha dicho la Voz.
Le conté a mi marido que una voz interior, indudablemente de inspiración divina, me había instado a que escribiera un libro, y él me contestó:
«¡Aja! ¿Otra voz? Bueno, ¿para qué tengo dinero sino para darle caprichos a mi adorada? Si quieres un libro, tenlo por lo que a mí respecta; perote advierto que no va a ser fácil hallar un clérigo que te lo escriba».
Mi esposo tiene mucho mundo porque lleva en él mucho más tiempo que yo, y no se equivocaba. El primer sacerdote a quien se lo pedí, se enfadó y no quiso aceptar dinero por semejante tarea; me miró furioso y me dijo:
«¿Quién os ha dado esa idea? ¿El demonio? Con frecuencia infunde deseos inconvenientes en las mujeres. Lasmujeres no tienen por qué escribir nada; ellas no realizan grandes hazañas ni tienen pensamientos sublimes. Y ésas son las dos únicas fuentes de inspiración para escribir libros. Lo demás son vanidades que inducen al prójimo a pecar. Id a casa y servid a vuestro esposo, y dad gracias a Dios por haberos hecho humilde».
Aquello me desanimó sobremanera.
«Voz —dije—, has hecho que me reprendan y estoytriste.»
«No te desanimes, Margaret —respondió la Voz—. No pensaba yo que tú renunciaras tan fácilmente.»
«Es que esto excede mis posibilidades. Todos me dicen que es imposible y quizá esta vez tengan razón. No hay ningún hombre que se avenga a escribir lo que le diga una mujer.»
«No habrás encontrado el adecuado. Sigue buscando», me contestó la Voz.

Capítulo I

En el extremo oeste de la...