Una Obra Social
Conforme nos acercamos a la cafetería, vimos a una pareja de habitantes de la calle, se manteníanabrazados, con la misma cobija, cubriéndose del frio, nos conmovimos un poco, pero no lo suficiente para actuar inmediatamente. Entramos a la cafetería y en medio de la charla le mencioné a mi mamá lapropuesta de ayudarlos, no la convencí inicialmente, no estaba muy confiada, sin embargo, ese día no llevábamos nada de valor como celulares, cámaras o billeteras, por lo que al final accedió.Compramos dos cafés calientes y varios panes, tomamos la sombrilla que llevábamos y nos dirigimos hacia ellos, cuando los encontramos me atreví a interrumpir su tranquilidad con una pregunta: ¿Quisierancompartir estos cafés con nosotras? Me preocupé por la forma en la que podían reaccionar, sentía los latidos de mi corazón, en mi mente se presentaban los posibles escenarios de los próximosacontecimientos, me llenaba de incertidumbre.
Para mi agrado y sorpresa accedieron agradecidos, sus rostros mostraban la verdadera gratitud con una auténtica sonrisa, intercambiaban miradas cariñosas y compartíanel pan equitativamente. Por mi parte, sentí una sensación de calor en mi interior, se me escapó una sonrisa sin fijarme, sentí felicidad por ellos y por mí misma, porque no todos los días se puedever al amor verdadero, sin resentimientos o celos, solo compartiendo la alegría, según noté, mi mamá pasó por lo mismo. Cuando acabaron nos dieron las gracias con una sonrisa incluso más grande, pero...
Regístrate para leer el documento completo.