Una Oración De Navidad

Una oración de Navidad


Era el 26 de Julio de 1987 y estaba por votarse la elección para Presidente del Senado. Me apresuré por los Pasos Perdidos camino hacia los palcos de invitados cuando me sale al paso una señora vestida de maternidad y en estado avanzado de embarazo. Posiblemente daría a luz en las próximas semanas. Mi esposa ya se me había adelantado y estaba felizmente instalada, parami tranquilidad. Ella también daría a luz muy pronto, tal vez en los próximos días. La señora me abrazó emocionada y me refirió entonces, esta historia que aconteció una vez, veinte años atrás.

Mujer, qué haces por aquí entre este tumulto de gente. Deberías estar en la maternidad. Parece que en cualquier momento darás a luz! – le dije. No compañero, tengo apenas 7 meses; no se preocupe. – mecontestó, con mucha dulzura. Algo en sus ojos, en su mirada, irradiaba una bondad infinita. Esa que a veces vemos en muchas madres que están por dar a luz.

Pero déjeme mirarlo – me contempló por un instante. No quiero ser impertinente, sé que debe estar ocupado – añadió. No le quitaré mucho tiempo. Lo he venido observando para ver que momento era el más oportuno para abordarlo. Quiero decirlelo importante que son para mí su señora madre, doña Antonieta y su papá.

Hace muchos años – prosiguió – yo era apenas una adolescente. Tenía 14 años y era la mayor de varios hermanos, muy pequeños. Vivíamos hacinados en una modestísima vivienda del Rímac. No teníamos qué comer, mi madre enferma, mi padre sin trabajo se había ido a la selva a buscar su vida.

Usted no se imagina lo pobre queéramos – dijo, y tomándome de las manos como en un rezo añadió – era como si Dios nos hubiese abandonado a nuestra suerte en el momento más triste de nuestras vidas - guardé silencio, no me atrevía a interrumpirla.

– Yo tenía que ver por mis hermanos pequeños y era la víspera de Navidad – no teníamos nada, ni a nadie; nunca tuve juguetes, pero soñaba con que mis hermanitos tuviesen unaoportunidad diferente.

- Soñaba con que ellos pudiesen reír despreocupados, aunque sea con un juguete prestado, por una sola vez. Me sentía miserable e impotente – continuó; mirándome fijamente, sin soltarme las manos, mientras un brillo mayor cubría su mirada.

No teníamos ni para un pan, le digo. Estaba tan triste que con a penas 14 años, solo pensaba en morir; pero todo era ver a mis hermanostan pequeños para decirme que no podía dejarlos. Yo era todo lo que tenían.

Entre a ver a mi madre enferma, quien me comentó que una vecina había venido a visitarla, y le había contado que habían repartido víveres en la Casa del Pueblo esa mañana.

- Le pedí a la vecina que por favor me haga la cola y nos consiga algo que comer – me dijo esforzando la voz.


Con esa esperanza fui variasveces por la tarde a buscar a la vecina, pero no aparecía en su casa. Lo intenté por última vez ya avanzada la noche. No podía arriesgarme a salir de nuevo, eran casi las diez de la noche. Con el corazón en la boca golpeé la puerta de la vecina. Tal vez no ha escuchado, me decía a mí misma y seguí intentando, hasta darme cuenta que era ya tarde y que no había nadie en casa.

Regresaba con unainmensa pena y desesperanza cuando veo a la distancia la puerta de mi domicilio entreabierta y se me salta el corazón. Comencé a correr hacia mi casa, cuando sale al paso, a buscarme uno de mis hermanos. Algo malo debe estar pasando, pensé. Tal vez mi mamá se puso grave. Me latía el corazón de la agitación.

En el umbral de la puerta divisé a dos personas extrañas y me asusté. No los conocía. En esemomento veo salir de la cocina a mi vecina que me tranquiliza, se acerca a mí y me toma de la mano.

Que cree usted. A las diez de la noche, la víspera de Navidad, en mi humilde vivienda, en un rincón olvidado por todos, habían tocado a mi puerta. Era su madre, doña Antonieta y su padre que venían por mí y mis hermanos. Mi vecina les había contado nuestra historia.

Me llevaron de la mano...