una realidad
INTRODUCCIÓN
Carlos regresa con Don Juan para reiniciar el aprendizaje hacia "un hombre de conocimiento". Tras superar el temor y la claridad, el aprendiz se acerca al conocimiento del poder. En este sendero, conoce a Genaro, quien busca junto con don Juan, enseñarle a ver; sin embargo, para hacerlo debe comprender cómo actúa y vive un guerrero y entender también, a través de la experienciaal fumar al "humito", lo que es un brujo, un aliado, un guardián, la voluntad, y la muerte. La percepción del mundo se torna distinta ahora para Carlos. Nada es igual y comienza a asimilar lo insólito de la "realidad no ordinaria".
La necesidad por vivir como guerrero y conocer más, es evidente.
PRIMERA PARTE LOS PRELIMINARES DE “VER”
DON JUAN me miró un momento yno pareció en absoluto sorprendido de verme, aunque habían pasado más de dos años desde mi última visita. Me puso la mano en el hombro y sonriendo con suavidad dijo que me veía distinto, que me estaba poniendo gordo y blando.
Yo le había llevado un ejemplar de mi libro. Sin ningún preámbulo, lo saqué de mi portafolio y se lo di.
‑Es un libro sobre usted, don Juan ‑dije.
El lo tomó y lo hojeórápidamente como si fuera un mazo de cartas. Le gustaron el color verde del forro y el tamaño del libro. Sintió la cubierta con la palma de las manos, le dio vuelta un par de veces y luego me lo devolvió. Sentí una oleada de orgullo.
Estábamos sentados en una banca en el parque de un pueblito en el área montañosa de México central. Yo no había tenido absolutamente ninguna manera de informarlesobre mi intención de visitarlo, pero me había sentido seguro de que lo hallaría, y así fue. Esperamos unas tres horas. Hablamos de diversas cosas sin importancia, y hacia el final del día, exactamente antes de que llegara su amigo, le relaté algunos eventos que yo había presenciado pocos días antes.
Mientras viajaba a verlo, mi carro se descompuso en las afueras de una ciudad y tuve quequedarme en ella tres días, mientras lo reparaban, me alojé en un moderno hotel de ocho pisos en el centro de la ciudad.
El botones me dijo que el hotel tenía restaurante, y cuando bajé a comer descubrí que había mesas en la acera. Había advertido, al entrar, un grupo de niños limpiabotas sentados en la acera frente al restaurante, y estaba seguro de que me acosarían si tomaba una de las mesasexteriores.
Desde donde me hallaba sentado, podía ver al grupo de muchachos a través del aparador. Un par de jóvenes tomaron una mesa y los niños se congregaron alrededor de ellos, ofreciendo lustrarles los zapatos. Los jóvenes rehusaron y quedé asombrado al ver que los muchachos no insistían y regresaban a sentarse en la acera. Durante el tiempo que permanecí en el hotel, descubrí que había unacuerdo entre los niños y el administrador del restaurante. ‑ ¿Les tienes lástima? ‑exclamó don Juan en tono interrogante.
‑Claro que sí ‑dije.
‑ ¿Por qué?
‑Porque me preocupa el bienestar de mis semejantes. Esos son niños y su mundo es feo y vulgar.
‑ ¡Espera! ¡Espera! ¿Cómo puedes decir que su mundo es feo y vulgar? -dijo don Juan, remedándome con burla‑. A lo mejor crees que tú estás mejor,¿no?
Dije que eso creía, y me preguntó por qué, y le dije que, en comparación con el mundo de aquellos niños, él mío era infinitamente más variado, más rico en experiencias y en oportunidades para la satisfacción y el desarrollo personal. La risa de don Juan fue amistosa y sincera. Discutí mi punto de vista un rato más, y luego don Juan me preguntó abruptamente:
‑ ¿No me dijiste una vez que, en tuopinión, lo más grande que alguien podía lograr era llegar a ser hombre de conocimiento?
Lo había dicho, y repetí de nuevo que, en mi opinión, convertirse en hombre de conocimiento era uno de los mayores triunfos intelectuales.
¿Crees que tu riquísimo mundo podría ayudarte a llegar a ser un hombre de conocimiento? ‑preguntó don Juan con leve sarcasmo.
No respondí, y él entonces formuló la...
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