Una semilla habitad, un árbol… pájaros. Nuestra casa común como experiencia sagrada de totalidad
Agenor Gutiérrez Mairena
Introducción
La parábola de la semilla de mostaza que muestran los evangelios sinópticos, es una de esas bellas creaciones utilizadas por Jesús de Nazaret para representar el proceso de crecimiento del Reino de Dios. ¿Quién no ha escuchado de ella? Con un poco deimaginación podemos ver los distintos eventos que se van sucediendo en ese proceso. Alguien la toma, la siembra, crece, se hace grande ¡y allí anidan las aves del cielo!!! Tierra, cielos, naturaleza, aves, seres humanos participando de esa bella danza que se va tejiendo a través de esta pequeña narrativa.
Esta imagen de la parábola me conduce a los recuerdos de mi infancia cuando vivía con mi familiaen una hacienda cafetalera en el cerro Mombacho. Allí en el patio que separaba las casas-campamentos, se encontraba un enorme árbol, creo que era de genízaro, no preciso bien, pero no importa, lo que interesa aquí es el recuerdo de ese árbol con sus grandes ramas que daban una sombra todo el día. Allí llegaban infinidad de pájaros, muchas veces había ganado, gallinas. Y allí estábamos un montónde chavalos jugando alrededor del árbol, corriendo, gritando, confundiéndonos con los cantos de las aves, el mugir de las vacas, el sonido del aire y el canto de las ranas en un charco cercano. Era un todo en movimientos, sonidos y relaciones. Estábamos bajo un mismo techo, en una misma casa, abierta a quien se acercara a ser parte de ese lindo ritual de la naturaleza. Alguna vez vi a una pareja deenamorados entregados a la linda experiencia del amor. Un árbol…
Con esta introducción, donde colocamos un momento de nuestra experiencia, queremos acercarnos a una relectura de la parábola de la mostaza, haciéndola desde nuestras preocupaciones frente a la crisis planetaria que enfrentamos y que nos retan a decir una palabra desde nuestro compromiso con las buenas nuevas de vida plena paratodas y todos.
No podemos obviar en este momento decisivo, la riqueza de nuestras tradiciones de fe, la riqueza de nuestras espiritualidades que nos convocan a unirnos a otras y otros en diferentes latitudes del mundo, que tienen nuestras mismas preocupaciones y esperanzas, que aportan con la riqueza de sus tradiciones religiosas, sus intuiciones, sus espiritualidades, y búsquedas, a ese gran sueñode vivir en un planeta que sea habitable, lleno de paz y armonía, cuestión que los actuales modelos de relaciones, de poder, de percepciones, impiden que sea así y nos conducen a una catástrofe de la cual será difícil o imposible salir.
Por eso este artículo, por eso las imágenes de la semilla, del árbol (que puede ser de mango) en el fondo del mismo, por eso la invitación a acercarnos a élpara vivir la experiencia de la conexión con el todo del cual somos, pertenecemos.
La crisis de percepción. Una conciencia fragmentada.
Por muchos siglos hemos vivido bajo la visón de una realidad fragmentada. Las grandes intuiciones de las culturas ancestrales tanto orientales como occidentales fueron relegadas al olvido por las ciencias modernas. El paradigma hasta ahora dominante en nuestrasociedad es el de una visión de un universo entendido como un sistema mecánico, compuesto por un sinnúmero de piezas, principalmente desde Newton, Galileo, Descartes y los grandes cambios de las ciencias en los siglos XVII y XVIII.
En el cuadro de ese paradigma, el ideal del antropocentrismo se constituye en el centro de todo, con poder de dominación absoluta. La ruptura o la separación entre laespecie humana y el resto de la naturaleza y la desconexión de la sociedad de sus fundamentos físico-biológicos constituyen la base del pensamiento moderno, que se expresa en dos grandes principios: el mito del progreso ilimitado y el antropocentrismo, que sitúa al ser humano por encima e incluso en contra de la naturaleza. Es “el mundo sin alma” como lo expresara Marx. De aquí, de ese modelo...
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