Una sonrisa llena de lágrimas y un reloj que se detiene a observar (por Jesús David)
Sin forma o espacio definidos, tal vez cerca, tal vez demasiado lejos; solo diré que andaba por ahí, a lo mejor en la muñeca de algún idiota rutinario, el tiempo, que siempre está aunque a veces se escape si más, esperando a que se le diera la gana para ver cómo en la cama de un hospital o más bien una clínica – Monserrate en eseentonces – de un tirón de cabeza, un médico cuyo nombre es irrelevante empezaría a sacar un trozo rosado de vida que había sido introducido nueve meses atrás en el vientre de Elizabeth en medio de un momento que de seguro recuerda bien cualquiera que lo haya vivido. Un clímax, ese es el nombre de aquel momento, cuando mueren momentáneamente dos seres para dar paso a la vida que escapa de uno y serefugia en el otro, pero eso no es lo que venía a ver el tiempo ni lo que quiere que les cuente, y cómo él es el que me tiene acá escribiendo, pues contaré lo que sea de su interés; no vaya a lograr que se excite y pase una pena frente a todos. Entonces, a eso de las tales horas de un domingo, de ramos para los católicos de nada para los demás, se escucharía el primer lamento de un almaatormentada, arrebatada de la seguridad de un hogar de piel y entrañas.
19 de Abril de 1992, se retira el médico, y entre lágrimas de alegría y dolor físico se ve el rostro de una madre feliz que carga, abraza y besa.
Feliz de haber visto lo que quería ver y encontrar una razón para seguir estando, también el tiempo se marcha para seguir ahí donde estaba antes.
Un nombre, una vida que empieza, cogeimpulso y se sienta
Por el poder que me confieren los dioses y no sé que más cosas que me pueda inventar, yo te nombro Jesús David Motta Bautista.
Esas deben haber sido las palabras que un sacerdote pronunció a la hora de hacer llorar al pequeño niño que apenas sabía vivir, después de bañarlo sin quitarle su hermoso trajecito de marinero. Puede que hayan sido otras y me disculpo si estas sabenmal al ser puestas en la boca de quien seguramente si dijo las correctas, pero la claridad está borrosa así que estas fueron las más parecidas que encontré. Una vez nombrado y todas esas cosas que suelen hacer de uno cuando la razón descansa y se prepara para toda una vida de trabajo, el pequeño ya era una persona existente para el mundo de los papeles y los archivos y las oficinas y todas esascosas manejadas por esos bultos que amablemente llamaré cadáveres. Y como tal – como alguien o algo que existe – debería empezar a servir de algo, no fuera a creer que lo iban a andar haciendo con tanto esfuerzo y todo lo difícil que resulta, para que anduviera por ahí creciendo (pues ya había nacido), reproduciéndose y muriendo conforme ordenara su gana, no, no, no señorito ni que fuera un perro –que más quisiera el pobre –, usted es una persona y como tal debe ser un idiota por el resto de su vida.
Orgullosa de su preocupación, y aprovechando su suerte al lograr pillar el culo del tiempo antes de que se esfumara en la noche, Elizabeth se encargó de inscribir a su “trimogénito” en uno de esos contenedores para niños en los que ya antes se había encargado de enlistar a sus hijas mayores(Natalia y Tatiana) y en el que después también inscribiría a la pequeña Daniela para evitar contratiempos y asegurarse de que fuera otro el que los limitara y no fuera a quedar ella con ese cargo de conciencia.
Escuela primaria San Cayetano (Garzón-Huila) sería el título que aprendería a leer – pues por fortuna le enseñaron - poco después de haber sido ahí reciclado y lo seguiría leyendo como a esode las seis treinta de cada mañana en la entrada custodiada por unas masas con cartillas bajo sus brazos, sobre esa puerta verde de firme estilo post-modernista según daban a entender esas manchas rojizas sin forma u orden preestablecidos; sería en ese mismo lugar en el que jugaría en su niñez de rodillas heridas cuando no se le viere, más o menos durante cinco años seguidos en los cuales...
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