Una Súplica A Mis Hermanas

Páginas: 6 (1317 palabras) Publicado: 5 de noviembre de 2015
Una súplica a mis hermanas

Por el presidente Russell M. Nelson Presidente del Cuórum de los Doce Apóstoles

Esto ha sido cierto en cada dispensación del Evangelio desde los días de Adán y Eva. Sin embargo, las mujeres de esta dispensación son singulares debido a que esta dispensación es distinta de cualquier otra4. Esta diferencia conlleva tanto privilegios como responsabilidades.

Hacetreinta y seis años, en 1979, el presidente Spencer W. Kimball hizo una profecía profunda acerca del impacto que las mujeres que cumplen sus convenios tendrían en el futuro de la Iglesia del Señor. Él profetizó: “Gran parte del progreso que tendrá la Iglesia en los últimos días se deberá a que muchas de las buenas mujeres del mundo… se sentirán atraídas a la Iglesia en gran número. Eso solo sucederá algrado que las mujeres de la Iglesia reflejen rectitud y sepan expresarse bien en sus vidas, y en la medida que las mujeres de la Iglesia sean vistas como singulares y diferentes de las mujeres del mundo, y lo hagan de una manera feliz”5.
Mis queridas hermanas, a ustedes que son nuestras vitales colaboradoras en esta escena final: Hoy es el día que predijo el presidente Kimball. ¡Ustedes son lasmujeres que él predijo! ¡Su virtud, luz, amor, conocimiento, valor, carácter, fe y rectitud atraerán a las buenas mujeres del mundo, junto con las familias de ellas, a la Iglesia en cantidades sin precedente!6.
Nosotros, sus hermanos, necesitamos de su fortaleza, su conversión, su convicción, su capacidad para dirigir, su sabiduría y sus voces. ¡El reino de Dios no está completo, ni puede estarlo,sin las mujeres que hacen convenios sagrados y los guardan; mujeres que pueden hablar con el poder y la autoridad de Dios!7.
El presidente Packer declaró:
“Necesitamos mujeres organizadas y que puedan organizar; necesitamos mujeres con capacidad ejecutiva que puedan planificar, dirigir y administrar; mujeres que puedan enseñar y que puedan dar su opinión…
“Necesitamos mujeres con el don dediscernimiento que puedan ver las tendencias mundanas y detecten aquellas tendencias que, a pesar de ser populares, sean insustanciales o peligrosas”8.
Hoy, permítanme agregar que necesitamos mujeres que sepan cómo hacer que las cosas importantes sucedan mediante su fe y que sean defensoras valientes de la moralidad y la familia en un mundo enfermo por el pecado. Necesitamos mujeres que sean devotas enpastorear a los hijos de Dios por la senda del convenio hacia la exaltación; mujeres que sepan cómo recibir revelación personal, que entiendan el poder y la paz de la investidura del templo; mujeres que sepan cómo invocar los poderes del cielo para proteger y fortalecer a los hijos y a la familia; mujeres que enseñen sin temor.
Tales mujeres me han bendecido a lo largo de la vida. Mi fallecidaesposa Dantzel era una mujer así. Siempre le agradeceré la influencia transformadora que tuvo en mí en todos los aspectos de mi vida, incluso en mis esfuerzos como pionero de la cirugía de corazón abierto.
Hace cincuenta y ocho años, se me pidió operar a una niña pequeña que padecía una grave afección congénita del corazón. Su hermano mayor había fallecido de una condición similar. Sus padres merogaron que los ayudara. Yo no era optimista en cuanto al resultado, pero prometí hacer todo cuanto estaba en mi poder por salvar su vida. A pesar de mis mejores esfuerzos, la niña falleció. Más tarde, esos mismos padres me trajeron a otra hija de apenas 16 meses, que también había nacido con malformación cardíaca. Otra vez, tras su solicitud, llevé a cabo la cirugía. Esa hija también falleció. Estatercera pérdida de esa familia literalmente me destrozó.
Llegué a casa sumido en la tristeza. Me tiré en el suelo de la sala y lloré toda la noche. Dantzel permaneció a mi lado, escuchándome mientras yo repetía que nunca más haría otra operación de corazón. A eso de las cinco de la mañana, Dantzel me miró y me dijo tiernamente: “¿Ya terminaste de llorar? Entonces vístete y vuelve al laboratorio....
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