Una tierra desolada
(O cuando la víctima es cómplice de su desgracia)
Entendámonos: en todas las épocas se ha deseado a la mujer, pero no en todas se la ha estimado.
La rebelión de las masas.José Ortega y Gasset
Es una idea odiosa esa la de concebir a alguien como cómplice de su propio dolor, pero en el caso que nos ocupa es más que cierto. Eréndira (la del Gabo) padece esa extrañaanomalía que algunos llamarían una baja auotestima, pero que a mí me gustaría más señalar como masoquismo. Si te venden como carnero para el matadero, y no haces nada por evitarlo, no se es otra cosa más queun masoquista, un cómplice, y de esos personajes están llenos los libros del marqués de Sade.
Hago el símil de Eréndira con una tierra desolada porque una mujer prematuramente ajada, marchita por laventa de su cuerpo, no es sino tierra yerma, se encuentra cosificada, hecha mercancía que no mujer, y de allí derivan algunos elementos tanáticos importantes:
Da de beber a las tumbas de su padre yabuelo, como si fueran entes orgánicos a quienes la sed pueda atormentar.
Tiene una abuela desértica, incapaz de amarla, que la usa como trampolín a una vida que cree merecer por haber sido la reinade las meretrices de su época.
No tiene a sus pies más que el polvo del desierto y las minas de talco.
Se encuentra imposibilitada para amar, porque de hacerlo se encadenaría a un eslabón no muydiferente a aquel que la mantenía unida al camastro de la abuela-harpía.
Cabe notar como la geografía de la Goajira colombiana se hace continuidad de los estados mentales de cada uno de los personajes:Sonámbulos que viven en el sueño, de pie porque si se quedan dormidos mueren como los Amadíses, víctimas del puñal traidor, incapaces de despertar a pesar de un movimiento telúrico. Emocionalmenteanestesiados porque si se percatan de lo que sufren tal vez se nieguen a seguir viviendo, y es cosa absoluta la muerte que podemos evadir, eso si, no para siempre. Aquí el suicidio podría ser una...
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