Una Verdad Incomoda

Humanizarse significó, en el curso de incontables siglos, ganarle terreno a la naturaleza. Deshumanizarse, en el presente, significa, entre tantas otras cosas, exterminar la naturaleza, convertirlaen objeto de devastación. De hecho, el hombre en nuestro tiempo se muestra empecinado en quebrantar el equilibrio ecológico, como si con su feroz desaprensión no comprometiera el porvenir de supropia vida. ¿Las razones de este proceder? Múltiples, sin duda, pero entre ellas, en primerísimo término, una avaricia desenfrenada, una sed insaciable de lucro, una rapacidad dispuesta a todo con tal deverse colmada y, por eso mismo, sintomática de una conducta francamente patológica. Es así como el progreso, disociado de la mesura, se transforma en barbarie, en avasallamiento. Y la barbarieanida, principalmente, en las naciones mejor desarrolladas.

Las emisiones de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera están fuera de control y son las responsables por el calentamiento climático. Aconsecuencia de ello, los pronósticos más avanzados sobre el tema auguran un escenario dantesco para el siglo venidero: 200 millones de desplazados y la extinción del 40% de las especies actuales comoresultado de inundaciones y sequías pavorosas. El llamado CO2 impide que el planeta pierda buena parte del calor que recibe del sol. Sin embargo, un exceso de CO2 en la atmósfera -producto,principalmente, de la quema de combustibles fósiles, como el petróleo- va en camino de provocar importantes aumentos de temperatura a nivel global.

El Acuerdo de Kyoto estableció los años 2010 ó 2011 paradiscutir estos problemas fundamentales. Nicholas Stern, ex economista jefe del Banco Mundial y director del informe que realiza esta sombría evaluación, considera que es un acto de incalificableirresponsabilidad aplazar hasta entonces el debate que permita tomar las medidas pertinentes. Por eso formuló un dramático llamado, respaldado por el premier británico Tony Blair, para que la comunidad...