Unidad ontológica del hombre

“La unidad del alma y del cuerpo es tan profunda que se debe considerar al alma como la "forma" del cuerpo; es decir, gracias al alma espiritual, la materia que integra el cuerpo es un cuerpo humanoy viviente; en el hombre, el espíritu y la materia no son dos naturalezas unidas, sino que su unión constituye una única naturaleza”.1
Esta unidad substancial de la persona, que el Catecismo de laIglesia Católica nos explica, permite que la dimensión sexuada de la persona se exprese ordenadamente, gobernada no por el cuerpo, sino por las potencias superiores del espíritu, como son lainteligencia y la voluntad. De esta manera la persona vive su sexualidad de manera personal, y no en un plano biológico, inferior, regida por las apetencias, que no correspondería a una estructura digna delser humano.
Para ello existe un principio de armonía, de ordenamiento jerárquico, donde prima lo espiritual sobre lo no espiritual. Esto no significa que lo corpóreo se degrade, por el contrario, alser regido por la razón y la voluntad libre del ser, es elevado a un nivel superior, pudiendo hacer del dinamismo del cuerpo sexuado una expresión y participación integra de la persona. Es en base aesta expresión y participación de la sexualidadordenada por el espíritu,que el matrimonio, en el que la persona es capaz de donarse a si misma, es posible.
De otro lado, cuando existe una disociación,cuando el ser humano se ve a si mismo como poseedor de un cuerpo, el cual puede expresarse separadamente del espíritu, se denigra la dimensión sexuada de la persona, ya sea por considerar la estructuracorpórea una parte inferior del ser que es guiado por los instintos y, por esto mismo, con una función degradante; como por la conceptualización del cuerpocomo algo que se usa para satisfacermeramente las necesidades biológicas sin que esto signifique una despersonalización del ser.Bajo este concepto, se rebaja la dimensión sexuada de la persona a una función reproductora y placentera.
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