Universales
Tales palabras han suscitado el así llamado problema de los universales, problema que, ademásde ser uno de los más antiguos, es de los más actuales; remozado, es un problema típico de la ciencia y la filosofía de nuestro siglo.[3]
El problema tiene ya una larga historia. Pero, podrá preguntarse, ¿a qué se debe esta pervivencia que ha manifestado a través de los siglos? En primer lugar, independientemente de los criterios con que se mida la importancia de un problema, vemos que estecaso específico de problema se impone a todo individuo que, al pensar, descubre en sí mismo la capacidad de “manipular” cognoscitivamente los objetos: acostumbrados a nuestro hablar, utilizamos sin mayor trascendencia las locuciones que nos suministra, hasta que nos detiene el descubrimiento de lo que en realidad estamos haciendo con el lenguaje. Acostumbrados a nuestro pensamiento, nos detenemospoco a considerar qué sucede cuando pensamos, y menos aún de qué tipo son las cosas que pensamos. Sólo hasta el momento en que nos percatamos de la gama tan diversificada de nuestros contenidos mentales, comienza a moverse en
nosotros una inquietud por desentrañar su sentido.
En segundo lugar, el problema se presenta, recalcitrante, a la ciencia. Esta ciencia de nuestros días, ante la quesentimos una especie de veneración numinosa, emplea un lenguaje más preciso que nuestro lenguaje ordinario, y, con todo, es producto del mismo pensar. Tomando algunas de sus expresiones caemos en la cuenta de una característica muy extendida en ellas: que aunque gran parte de ellas se refiere a realidades o aconteceres concretos, encontramos una buena cantidad de las mismas que nos costaría muchotrabajo decir a qué se refieren.
El hecho es que se dan tales palabras, y su estudio nos solicita de una manera o de otra. Como ya notábamos, su aporetización se impone sobre todo a la ciencia y a la filosofía. También añadimos que su tratamiento es difícil; en efecto, ha dado lugar a interpretaciones y soluciones diferentes, incluso diametralmente opuestas. Las dificultades persisten, y el problemasigue siendo además el mismo de hace varios siglos, sólo que con una diferencia fundamental: mediante el análisis lógico de estos fenómenos lingüísticos podemos plantear y solucionar el problema con mayor precisión. En ello nos auxilian los nuevos métodos de la lógica. Quine lo explica así: "la matemática clásica... está hundida hasta el cuello en compromisos relativos a una ontología deentidades abstractas. Así es como la gran controversia medieval sobre los universales a surgido de nuevo en la moderna filosofía de las matemáticas".[4] Y el problema va extendiéndose a todos los órdenes de la ciencia.[5] No es, pues, un pseudoproblema, sino un problema ineludible y auténtico.
Para tener una clara conciencia del problema y poder intentar soluciones adecuadas, es necesario, además de lautilización de los instrumentos contemporáneos, el conocimiento de las doctrinas antiguas. Por eso hemos querido incursionar en los hitos de su historia que nos han parecido más reveladores.
Pero, antes de iniciar cualquier reflexión, requerimos de alguna noción previa de lo que son los universales. Ya aquí se presenta el primer problema. A reserva de tratar con mayor amplitud la distinción...
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