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INQUIETUDES EN LA CLÍNICA PSICOANALÍTICA ACTUAL
Brasil Marzo - Mayo 2006
Marcelo N. Viñar. Mborayú - Enero, 2006.
1) Para introducir Aunque sea en todo tiempo imposible concebir una clínica psicoanalítica sin inquietudes, porque es inherente o intrínseco a la reflexión freudiana fundarse en aquello que desasosiega, quedesajusta, la de los tiempos actuales merece el barómetro de tormenta o de tempestad. Mi conferencia será el testimonio de un marinero de esta tempestad, marinero sometido a órdenes contradictorias. Marinero y no capitán, lo que me autoriza a cierto desorden porque me siento mandatado por órdenes contradictorias de la época en que habito, donde los viejos códigos ya están obsoletos y los nuevos aún no sonclaros y confiables. El desafío es pues, reconocer y semiotizar las maneras en que los hondos y vertiginosos cambios de esta mutación civilizatoria de nuestra época afectan nuestro quehacer, nuestra clínica. Abrir preguntas pertinentes, antes de precipitarse respuestas prematuras. No es adecuado, entonces, hablar aisladamente de una crisis del psicoanálisis – porque faltan pacientes o candidatosen nuestros institutos de formación. De lo que se trata es de pensar como esta crisis de la civilización afecta nuestro oficio y nuestro quehacer y pensar como el tesoro del legado freudiano puede adecuarse a las coyunturas y desafíos del nuevo milenio. De cómo acercamos a entender subjetividades que en ciertos momentos podemos comprender cómodamente con las lógicas habituales y con las pericias,destrezas y estereotipos que -como cualquier artesano- hemos desarrollado en el curso de nuestra práctica clínica, pero que en el tema siguiente, el paciente nos deja atónitos y perplejos porque expresa una sensibilidad que nos es ajena y extraña, que recorre códigos y reglas que nos son
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inhabituales en lo que concierne a su temporalidad psíquica, al relato que lo expresa, a las nociones denorma o de trasgresión. En suma, habla un idioma que trasunta una sensibilidad diferente a la propia. Cuando caemos en el desconcierto ¿qué hacer? Para no perder la brújula y para preservar la ortodoxia (o mantenernos en los límites de la alteración de la que somos capaces), uno puede domesticar la alteridad del otro que consulta y someterlo a las reglas de juego que conocemos: alta frecuencia,libre asociación, atención flotante. Mis estadísticas son pobres y poco probatorias de cuando este proceder es eficaz y cuando conduce al fracaso del intento de instalar un espacio terapéutico, de construir un espacio psicoanalítico por incompatibilidad de los miembros del par. En consecuencia, pienso que es más eficaz – o por lo menos es más divertido y congruente con una deontología y unatradición freudiana – dejar los atavismos, los protocolos y reflejos del personaje académico al que estábamos habituados, e intentar adoptar la postura del etnólogo cuando trata de impregnarse de las lógicas de otra cultura, de otra sensibilidad, que le es extraña como le fue extraño a Freud el lenguaje de la histérica y descubrir el psicoanálisis fue traducir esa extrañeza a un lenguaje aprehensible porel sujeto mismo. Como cuando vamos a un país extranjero, lo primero es aprender la lengua, los códigos, las costumbres de los aborígenes (y así me siento muchas veces en el mundo de los jóvenes), y el encuentro - si hay empeño - puede ser muy divertido, para ambos. 2.- El tiempo vivencial acelerado: La distancia entre generaciones. En ese país extraño de la postmodernidad los problemas más gravesno son lexicales sino de ritmo. Un viejo psicoanalista, lector de largas novelas del siglo XIX, se adapta mal a la cultura de lo efímero y de la instantaneidad. La secuencia narrativa no es lineal, argumental y progrediente, sino que es convulsiva, epiléptica, llena de presentes perpetuos. El tiempo psíquico de nuestra juventud (de la modernidad) no es equiparable al tiempo vivencial de la...
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