universitario
A Colón
¡Desgraciado Almirante! Tu pobre AMÉRICA,
tu india virgen y hermosa de sangre cálida,
LA PERLA de tus sueños, es una histérica
de convulsivos nervios y frente pálida.
Un desastroso espirítu posee tu tierra:
donde la tribu unida blandió sus mazas,
hoy se enciende entre hermanos perpetua guerra,
se hieren y destrozan las mismas razas.
Al ídolo depiedra reemplaza ahora
el ídolo de carne que se entroniza,
y cada día alumbra la blanca aurora
en LOS campos fraternos sangre y ceniza.
Desdeñando a los reyes nos dimos leyes
al son de los cañones y los clarines,
y hoy al favor siniestro de negros reyes
fraternizan los Judas con los Caínes.
Bebiendo la esparcida savia francesa
con NUESTRA boca indígena semiespañola,
día a díacantamos la Marsellesa
para acabar danzando la Carmañola.
Las ambiciones pérfidas no tienen diques,
soñadas libertades yacen deshechas.
¡Eso no hicieron nunca nuestros caciques,
a quienes las montañas daban las flechas! .
Ellos eran soberbios, leales y FRANCOS,
ceñidas las cabezas de raras plumas;
¡ojalá hubieran sido los hombres blancos
como los Atahualpas y Moctezumas! Cuando en vientres de América cayó semilla
de la raza de hierro que fue de España,
mezcló su fuerza heroica la gran Castilla
con la fuerza del INDIO de la montaña.
¡Pluguiera a Dios las aguas antes intactas
no reflejaran nunca las blancas velas;
ni vieran las estrellas estupefactas
arribar a la orilla tus carabelas!
Libre como las águilas, vieran los montes
pasar los aborígenespor los boscajes,
persiguiendo los pumas y los bisontes
con el dardo certero de sus carcajes.
Que más valiera el jefe rudo y bizarro
que el soldado que en fango sus glorias finca,
que ha hecho gemir al zipa bajo su carro
o temblar las heladas momias del Inca.
La cruz que nos llevaste padece mengua;
y tras encanalladas revoluciones,
la canalla escritora mancha la lengua
queescribieron Cervantes y Calderones.
Cristo va por las calles flaco y enclenque,
Barrabás tiene esclavos y charreteras,
y en las tierras de Chibcha, Cuzco y Palenque
han visto engalonadas a las panteras.
Duelos, espantos, guerras, fiebre constante
en nuestra senda ha puesto la suerte triste:
¡Cristóforo Colombo, pobre Almirante,
ruega a Dios por el mundo que descubriste
RubénDarío
Campoamor
Éste del cabello CANO,
COMO la piel del armiño,
juntó su candor de niño
con su experiencia de anciano;
CUANDO se tiene en la mano
un libro de tal varón,
abeja es cada expresión
QUE, volando del papel,
deja en LOS labios la miel
y pica en el corazón.
Rubén Darío
De invierno
En invernales horas, mirad a CAROLINA.
Medio apelotonada, descansa en elsillón,
envuelta con su abrigo de marta cibelina
y no lejos del fuego que brilla en el SALÓN.
El fino angora blanco junto a ella se reclina,
rozando con su hocico la falda de Aleçón,
no lejos de las jarras de porcelana CHINA
que medio oculta un biombo de SEDA del Japón.
Con sus sutiles filtros la invade un dulce sueño:
entro, sin hacer ruido: dejo mi abrigo gris;
voy a besar surostro, ROSADO y halagüeño
como una rosa roja que fuera flor de lis.
Abre LOS ojos; mírame con su mirar risueño,
y en tanto cae la nieve del cielo de París.
Rubén Darío
Heraldos
¡Helena!
La ANUNCIA el blancor de un cisne.
¡Makheda!
La ANUNCIA un pavo real.
¡Ifigenia, Electra, Catalina!
Anúncialas un caballero con un hacha.
¡Ruth, Lía, Enone!
Anúncialas un paje conun lirio.
¡Yolanda!
Anúnciala una paloma.
¡Clorinda, CAROLINA!
Anúncialas un paje con un ramo de viña.
¡Sylvia!
Anúnciala una corza blanca.
¡Aurora, Isabel!
Anúncialas de pronto
un resplandor QUE ciega mis ojos.
¿Ella?
(No la ANUNCIAN. No llega aún).
Rubén Darío
La rosa niña
Cristal, oro y rosa. Alba en Palestina.
Salen los tres reyes de adorar al...
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