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LA ESCUELA TRADICIONAL


Se deriva ante todo del hecho de que el Estado institucionaliza la escuela. Es conocido, en Francia, el esfuerzo generoso de los políticos de la III Republica que, a partir de Jules Ferry, crearon la escuela pública obligatoria, y consecuentemente gratuita y laica.
Desde esa época la escuela primaria, en particular, emanación de una democracia que por definición esrespetuosa del hombre, pertenece a la nación, que la rodea con su afectuosa solicitud y le consiente, hasta en la puja electoral, todos los sacrificios necesarios para sostenerla.
La perdurabilidad de la escuela se asegura así mediante sus lazos con el pasado; en otras palabras, la tradición es garante del porvenir. No es extraño. Por consiguiente, que la escuela que conocemos, la escuelaampliamente mayoritaria, oficial o privada, sea extremadamente resistente a la transformación. Sus estructuras, su organización general, son sólidas: casa fundada en 1880, se la concibió para que durara en una época en que la gente se creía autorizada a construir para el futuro.
Señalamos también también que esta escuela tradicional ha tenido sus pensadores que no han contribuido poco a fortalecer susestructuras. Después, bajo la influencia de Augusto Compte y de su discípulo Alain, la ideología oficial se volvió racionalista (p.48) (Véase el capítulo V. Apreciamos acá una primera influencia: la que se refiere a la notabilizaciòn de la escuela primaria por cierta valorización de su contenido bajo la égida del pensamiento moderno.)
Hablemos un poco de Alain que ha sido así, hasta nuestros días,una especie de bardo sagrado cuyas declaraciones elegante nutrían a menudo los temas del examen de aptitud pedagógica y que, a ese título, representaba el pensamiento universitario más distinguido que daba su aval a ala pequeña escuela. Ejerció con ello una influencia indudable.
En el caso, actualmente, de Jean Chateau (p.48) (Jean Chateau, Ècole et èducation, Vrin, 1957; L’enfat et sesconquetes, Vrin, 1960, La culture gènèrale, Vrin, 1964; Autour de Pèleve, Vrin, 1968) y el de Georges Snyders. Este último, en un pequeño libro que pretende restañar la enseñanza y efectuar una síntesis entre lo tradicional y lo nuevo, síntesis y no confusión, lo que significa claramente que no repudia los valores de la enseñanza tradicional. Por lo demás, no experimenta ninguna dificultad mayor enjustificar las costumbres pedagógicas anacrónicas, ya se trate de confrontar al alumno con los modelos, de situar al maestro como guía irreemplazable en la relación de desigualdad que coloca al alumno bajo su dependencia, de definir la pedagogía como una forzosa ruptura con la experiencia.
El fenómeno es universal: lo testimonian las publicaciones de la UNESCO (p.50) (La organización de la instrucciónpública en 53 países; Anuario internacional de la educación.)
Gracias a la UNESCO sabemos, por ejemplo, que los pequeños búlgaros comienzan a aprender a leer entre los seis años y medio y los siete, y consagran cinco horas por semana a ese aprendizaje, mientras que los pequeños iranios se inician a los siete años a razón de cuatro horas semanales.
Ante todo, como es normal, se inicia a los añosen el manejo de los instrumentos de la cultura: la escritura, la lengua materna, el cálculo. Luego se conviene por lo general en que un poco de historia nacional, de geografía y de ciencias naturales no les hará ningún daño. Como antes, nadie se preocupa en absoluto por saber si el niño está preparado o no para recibir desde los siete años la enseñanza histórica, por ejemplo: lo único que seconsidera es lo que resulta bueno en sí mismo desde la óptica de una antropología cívica, patriótica, moral en cierto sentido a pesar de contradicciones patentes, cultural también en el sentido sapiencial del término. Llegada la madurez, se encaminará al niño hacia las lenguas, con preferencia por las muertas, las matemáticas, las ciencias físicas y químicas, y de año en año, de control en control,...