Uno de estos dias
Páginas: 2 (287 palabras)
Publicado: 16 de junio de 2014
Uno de estos días
-¡Ah!- gritó desesperado el Alcalde mientras se revolcaba envuelto en sábanas de lino. Su orgullo lo llevó a soportar cinco días de dolor enla mejilla derecha. Don Efraín González, el único dentista de la ciudad, había sido su mayor enemigo en la época de la resistencia armada; y cuando ganó elgobierno se oculto en su consultorio.
El Alcalde no pudo más, el dolor intenso se amplificaba en cada palabra pronunciada, esto lo obligó a solo hablar lo necesario.Esa mañana se rasuro el lado izquierdo de su barba, tomó la camisa blanca que su esposa le había regalado por su décimo aniversario, los zapatos de charol, elpantalón de casimir, la corbata negra de su padre y el abrigo gris que varias veces lo salvó del frío en las trincheras. Llamó a los guardias de la alcaldía. Estuvo enla mesa, sentado, casi insomne, sin pronunciar una palabra, con el riguroso silencio sepulcral de las tumbas de sus enemigos que infelizmente fueron víctimas desus tropas.
-ya llegaron los oficiales- dijo Sofía, la empleada que acompañaba al Alcalde desde que su esposa falleció; y que, sigilosamente había compartido lacama mas de una vez en ciertos momentos de soledad.
-¡Que me esperen!- dijo el alcalde con cierta tensión en el rostro, sabía que su visita a Don Efraín seríamas que una simple extracción de muela. Tomó el revólver plateado que guardaba aun en la cajita junto al velador, volvió a repasar la casa y salió a la puerta-Señores, uno de estos días no habrá un dentista para ustedes- la guardia tomó sus posiciones y custodiaron al Alcalde hasta la puerta del consultorio de don Efraín.
-¡Ah!- gritó desesperado el Alcalde mientras se revolcaba envuelto en sábanas de lino. Su orgullo lo llevó a soportar cinco días de dolor enla mejilla derecha. Don Efraín González, el único dentista de la ciudad, había sido su mayor enemigo en la época de la resistencia armada; y cuando ganó elgobierno se oculto en su consultorio.
El Alcalde no pudo más, el dolor intenso se amplificaba en cada palabra pronunciada, esto lo obligó a solo hablar lo necesario.Esa mañana se rasuro el lado izquierdo de su barba, tomó la camisa blanca que su esposa le había regalado por su décimo aniversario, los zapatos de charol, elpantalón de casimir, la corbata negra de su padre y el abrigo gris que varias veces lo salvó del frío en las trincheras. Llamó a los guardias de la alcaldía. Estuvo enla mesa, sentado, casi insomne, sin pronunciar una palabra, con el riguroso silencio sepulcral de las tumbas de sus enemigos que infelizmente fueron víctimas desus tropas.
-ya llegaron los oficiales- dijo Sofía, la empleada que acompañaba al Alcalde desde que su esposa falleció; y que, sigilosamente había compartido lacama mas de una vez en ciertos momentos de soledad.
-¡Que me esperen!- dijo el alcalde con cierta tensión en el rostro, sabía que su visita a Don Efraín seríamas que una simple extracción de muela. Tomó el revólver plateado que guardaba aun en la cajita junto al velador, volvió a repasar la casa y salió a la puerta-Señores, uno de estos días no habrá un dentista para ustedes- la guardia tomó sus posiciones y custodiaron al Alcalde hasta la puerta del consultorio de don Efraín.
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