Urbanismo
Donny Meertens* En los estudios sobre desplazamiento, desarraigo y reconstrucción, temas como la ruptura de tejido social y la pérdida o transformación de identidades han contado con un creciente interés académico y político. En efecto, el desplazamiento constituye, más allá de pérdidas materiales y derechos vulnerados, un conjunto de interacciones y procesossubjetivos de «negociación» y, a veces, de «negación» de identidades sociales. Una mayor comprensión de esos procesos nos ayudará a identificar las enormes dificultades que experimentan tanto las iniciativas populares como las políticas de atención institucional a población desplazada, para fomentar integración, convivencia y procesos organizativos en los lugares de llegada de los desplazados. Enestas breves líneas, quiero señalar cuán complejo es el análisis de los procesos identitarios en la población desplazada en Colombia. Para ello, me refiero a dos momentos de tensión interpretativa: la ruptura identitaria que supone el hecho del desplazamiento y las contradicciones en las nuevas sociabilidades urbanas que tejen los y las desplazadas a su llegada. Partimos de una noción procesual,contextual y relacional de la identidad. Ésta no es estática, se ubica en contextos concretos y cambiantes y siempre se define con relación al otro. Nadie la ha definido mejor que la geógrafa noruega Liisa Malki, en un artículo que analiza la mirada de los investigadores sobre los refugiados en África: ""[La] Identidad (...) siempre es móvil y cambiante, en parte una autoconstrucción, por otra parteuna categorización impuesta por otros, en parte una condición, un status, una etiqueta, un arma, un escudo, un fondo de memorias (...)1. El desplazamiento conlleva un cambio radical en el contexto (la tierra, el trabajo, la participación social) y en las relaciones con los otros, atravesadas, primero, por hechos violentos, y luego por la imposición de categorías estigmatizantes. Pero eldesplazamiento también activa resistencias, nuevas búsquedas y representaciones de lo propio o simplemente un aferrarse a ese 'fondo de memorias' que menciona Malki. Miremos, pues, las tensiones concretas que presentan esas redefiniciones a lo largo del proceso de desplazamiento.
1. La ruptura: entre el desarraigo y la vida móvil2
La población colombiana tiene una larga trayectoria de movilidadesinternas. Durante todo el siglo XX ha sido expulsada de sus sitios habituales de vivienda y producción, ha migrado o colonizado nuevas tierras, a causa de violencia política, de ensanche de latifundios, de fragmentación de minifundios, de modernización de relaciones de producción, de megaproyectos hidroeléctricos, o por una variable mezcla de los causales y motivos anteriores. Poco se ha discutido lasconsecuencias que arrojan las experiencias de estas vidas móviles para la elaboración de sentidos de pertenencia, para la construcción y conjugación de identidades. En la memoria y en la historia familiar, los desplazados de hoy guardan reminiscencias a momentos anteriores de enfrentar violencia, pero también de rehacer las vidas en condiciones adversas. María Teresa Uribe3 propone rescatar esashabilidades de los colombianos, dadas las experiencias colectivas inscritas en la memoria y en la tradición de sus vidas, que más que al arraigo remiten a la confrontación con la guerra y a las estrategias de supervivencia correspondientes. Es un punto muy importante para superar las visiones del problema de los desplazados en términos exclusivamente de victimización. Sin embargo, deben considerarsetambién los factores relacionados con la identidad y la experiencia subjetiva que afectan negativamente las habilidades y las condiciones de reconstrucción. Primero, el peso de las experiencias individuales (a diferencia de las colectivas), en las secuelas de violencias viejas y nuevas. De hecho, hoy en día la gran mayoría de las familias desplazadas llega en forma dispersa a las ciudades, sin...
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