Usted ?anima o desanima?
Ps. Diego Arbeláez -
"¡Fortaleced las manos débiles y afianzad las rodillas vacilantes! Decid a los de corazón apocado: Valor, esforzaos y no temáis; he aquí que nuestroDios os salvará" (Isaías 35:3).
Uno de los grandes males que podemos hacer hablando, y generalmente no creemos que esto sea tan nocivo, es desanimar a las personas que están entusiasmadas con unbuen plan, quitarle el entusiasmo o la visión a quien luce resuelto a hacer una buena obra. ¡Cuántas veces habremos sido instrumentos en manos del diablo para desanimar a nuestros hijos, a nuestrocónyuge o a nuestros amigos!
Cuenta una historia que un hombre y su esposa paseaban por el campo montados en una de esas bicicletas que tienen dos asientos. Él iba adelante y ella detrás. Al llegar auna parte empinada del camino tomaron impulso para subir la cuesta. Fueron varios minutos de intenso esfuerzo y, cuando por fin lograron llegar a la cima y se bajaron agotados de la bicicleta, elhombre, pasándose el pañuelo por la frente y exhalando un suspiro, dijo:
-Después de todo, no resultó tan difícil como parecía.
Y la esposa dijo:
-¡Y eso que yo venía frenando!
Esto es lo queocurre en muchas familias, en muchas iglesias y en muchas empresas, que mientras unos van pedaleando con todas sus fuerzas, hay otros que con su manera de actuar o de hablar, vienen frenando lostrabajos.
Las palabras tienen el poder de destruir o sanar; son sagradas y pueden aliviar, pero son también como granadas de mano: si se las trata con descuido, suelen estallar. Por eso, una sola palabra,puede darnos mucho y puede quitarnos todo, puede construir o destruir.
Con nuestras palabras insensatas, maliciosas, incendiarias y cargadas de fanatismo podemos avivar el furor, el rencor, elresentimiento de unos hombres contra otros y así frenar la vida. Pero con nuestras palabras sabias, mesuradas, pacíficas, ungidas, podemos desarmar a los hombres, aplacar su ira, quitar los odios, la...
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