Utopia

Utopía

Despertó una vez más, muy entrada la noche, atormentado por el recuerdo de esa mirada, que en una fracción de segundo, el eterno amor que irradiaban se transformó en un puñal de hielo para su alma. Esa mirada lo acompañaría cada minuto de su vida y en el momento de su muerte, en una noche de luna llena, le sonreiría nuevamente haciéndolo soñar eternamente.

Era un día de primaveracomo cualquier otro para Noa, particularmente nunca le agradó la primavera por ser alérgico al polen. Esa mañana de día sábado sintió más ganas que nunca de tocar su guitarra, la cual había comenzado a tocar desde que era muy pequeño. Noa siempre tuvo mucha imaginación, vivía creando historias, juegos y hasta sus propios amigos. Su padre al percatarse de ello le regaló la guitarra que en esosmomentos estaba sosteniendo en sus manos, poco antes de morir, creyendo que la mejor forma de canalizar la creatividad que tenía su hijo era con la música, y le dijo que al aprender a reconocer el alma de la música, nada ni nadie podría interponerse en su imaginación, que todo lo que tenía que hacer era crear música para que nunca olvidara cómo soñar.

Mientras tocaba, algo perturbó su concentración.Al mirar por la ventana hacia el lugar de tal bullicio simplemente vio que otro grupo de trogloditas serían sus vecinos. Nunca entendería a las personas y su forma de vivir. Siempre ignorando todo a su alrededor, batallando día a día por la supervivencia, máquinas de la vida sin placer alguno por ella, actuando solo por instinto. Simplemente eran un grupo de trogloditas.

Era ya de noche cuandosalió a la calle a dar su rutinaria caminata. Adoraba esos momentos de soledad en los que nadie podía interrumpir su llamada libertad. Al observar hasta el más mínimo detalle de su entorno, como el ligero movimiento de las hojas y ese agradable sonido que producían, todo esto lo absorbía como una esponja y diversas y complejas ideas fluían sin reparos por su imaginación. Estaba paseando por elpequeño pero acogedor parque que había en su vecindario cuando se percató de que no estaba solo. Esa otra persona, se estaba balanceando en un columpio distraídamente. Noa no podía ver quien era desde donde estaba, así que decidió acercarse. Era una mujer… no, era simplemente una chica. Cuando giró sus pies para marcharse, la chica lo saludó:
- Hola – dijo calidamente.
Noa no respondió e hizoademán de irse. La chica soltó una risita burlona que lo molestó.
- ¿De qué te ríes? – le preguntó toscamente – ¿me ves cara de chiste gratis?- pero en ese instante la chica se paró del columpio y le dijo:
- Disculpa, no era mi intención molestarte, solo quería ser amigable- y se fue en dirección contraría a Noa, pero el la detuvo y más calmado le dijo:
- No, el que debe pedir disculpassoy yo, fui muy descortés, lo siento
La miró a la cara y solo en ese momento se fijo en sus facciones y principalmente en sus ojos. Eran de un verde pardo intenso, pero no fue el color de sus ojos lo que le llamó más la atención y le hizo contener la respiración. Fue la forma particular de estar mirándolo, como si sin palabras todo fuera dicho, en una noche de luna menguante, en donde se hizoel silencio y dos corazones fueron uno, dos almas se reconocieron y se miraron tiernamente. Un torrente de emociones recorrió a Noa desde la cabeza a los pies. Era un mundo nuevo, una sensación en donde su imaginación tan particular, se confundió con la realidad. Sin saber qué decir sin saber que hacer o decir, agachó la cabeza y ella le dijo:
- Soy Adeline,- y le tendió la mano la cual élestrechó con un leve temblor respondiéndole.
- Noa, me llamo Noa.
- Un placer vecino- le sonrió divertidamente.
- ¿Vecinos? ¿tu familia es la que se estaba mudando hoy?
- Sí, así es- en ese momento Noa quiso enterrarse en un hoyo de la vergüenza.

Se fueron caminando juntos a sus respectivas casas, conversando de todo y de nada a la vez. Fue una caminata forzosamente lenta,...