Utopia

En la hermosa finca “El Prado” vivían Julián y Ana María padres de Miguel quien era feliz cuidando a los animales, su niñez transcurrió viendo y escuchando la naturaleza de su bella estancia, por ser único hijo creció con el amor de sus padres en un hogar muy cálido, en ambiente de paz y armonía.
Miguel fue creciendo y con él los deseos de servir a la patria, soñaba ser el mejor General, pasabalas noches imaginándose las insignias y los soles que adornarían su vestido Militar y a su vez enorgullecer a su familia.
Sus padres con sacrificios decidieron enviarlo a la ciudad “Santa Rosa de los Charcos” gran capital con grandes rascacielos que se le asemejaban a los grandes arbustos de su hacienda el “El Rodeo”, asombrado de que ya la gente no se transportaba en animales como “Luna” y“Silvestre”, sino que el medio de transporte eran latas con ojos grandes que iluminaban el sendero, admiraba a su alrededor todo lo que rodeaba la gran ciudad dejando atrás su pequeño pueblo.
Recordó el afecto de su familia cuando le estaban esperando la familia Pérez quienes lo acogieron y en su alarde de amabilidad la familia integra a Miguel a su círculo social y familiar y lo acompañan a lainscripción en la Escuela Militar donde finalmente cumpliría su sueño.
Miguel se distinguió por su inteligencia, destreza, habilidad y buen comportamiento pero en especial por su admirable dedicación. Sus compañeros y superiores no tardaron en darse cuenta de su excepcional capacidad.
Tiempo después, cuando Miguel cursaba su segundo año de entrenamiento recibió una sorpresa cuando sucomandante quiso hacerlo partícipe de un gran honor, había sido elegido para representar a la unidad en un curso de élite que lo llevaría a pasar un tiempo en una ciudad lejana.
Miguel no dudó en aceptar la propuesta y ágilmente preparó su partida. Cuando Miguel le contó a su familia esta noticia, su padre recordó que un gran amigo vivía en aquella ciudad, así que después de un par de llamadas todoestaba listo para que el joven se alojase en la casa de la familia Salgado.
Esta era una familia tradicional, de las más prestantes de la ciudad, sus hijos Rodrigo y Salomé se hicieron grandes amigos de Miguel, los ojos de Miguel destellaron una luz al ver a la hermosa muchacha quien mostraba su delicadeza en su refinado comportamiento.
Comenzaron sus amores y todo parecía un ambiente deensoñación, un augurio de amores primigenios, hasta las tardes amarillas podían contemplarse en silencio, con furtivas miradas entre Miguel y Salomé.
Al principio ocupaban sus días en conocer el mágico mundo de una ciudad lejana, sus parques, sus museos, los inmensos centros comerciales, el mariposario, el acuario de los peces dorados y el parque de los pies descalzos.
Las noches calladas bajo cascadasde estrellas fueron los primeros cómplices de los presuntos amores de aquellos jóvenes que habían creído encontrar el verdadero amor.
Esas tardes mágicas se convirtieron en el afianzamiento de un verdadero amor, así es dice Miguel, “Señor Salgado”: Solicito a Usted la mano de su hija Salomé con la que quiero compartir el resto de mis días.
Señor Salgado: acepto, considero que Usted es el hombreideal para mi hija, felicitaciones.
Salomé: gracias padre, estoy feliz, Miguel es el hombre con el que quiero compartir el resto de mi vida.
Al cabo de algunos meses llegó la hora anhelada para la joven pareja quienes llevaron sus sueños al altar junto con sus familiares.
Todo parecía perfecto, se evidenciaba en las miradas de ternura cruzadas entre los enamorados esposos, quienes pasabanlas tardes llenas de amor, cuando inesperadamente Miguel recibió la noticia que debía asistir a la guerra en las montañas selváticas del sur del país.
Infructuosos fueron sus esfuerzos por permanecer juntos y no tener que separarse por ir a luchar, porque tuvo que obedecer y salir a combatir en bien de la patria.
La distancia, la separación y el tiempo fueron debilitando cada vez más los...