Valdovinos
Chet Baker: Como Si Tuviera Alas. Las Memorias Perdidas.
(Barcelona: Mondadori, 1999).
HAY ALGO EXTRAÑO EN SU SITUACIÓN, MR. BAKER
Mario Valdovinos
Éste es el jazz, el éxtasis antes del derrumbe... (Gonzalo Rojas) Esa difícil costumbre de que esté muerto (Julio Cortázar)
l año 1997, la viuda de Chet Baker, Carol Baker, entregó los manuscritos legados por su difunto esposo.Detrás de su publicación y de su traducción al español en 1999 por la editorial Mondadori, a cuya edición pertenecen todas las citas incluidas en este trabajo, hay un acicate publicitario, buscado o no, puesto que se subtitulan “Las memorias perdidas”. Sin embargo, el texto confesional, que sólo se extiende hasta el año 1963, no logra transformarse en un testimonio que, a fin de cuentas, resulte másexpresivo que la biografía propuesta por el trompetista al interior de su trayectoria musical. De hecho, Baker no era escritor y cuenta de modo más
E
MARIO VALDOVINOS. Escritor y profesor de Literatura y Cine en la Universidad Arcis y colegio The Grange.
Estudios Públicos, 81 (verano 2001).
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ESTUDIOS PÚBLICOS
bien plano etapas de su vida, opiniones sobre otros músicos,desplazamientos geográficos y espirituales, amores y desamores, incidentes con la policía, y compone, como puede, los retazos del sueño que lo animaba. En su descargo podemos señalar que sus escritos están animados por un curioso sentimiento de redención que se desliza de manera sigilosa por entre los episodios de una existencia que él intenta reconstruir impávido. Nos referimos a la pasión yespecialmente a los dolores autoinfligidos que parecieran no haber dejado huellas, aunque bastaría leer las más sintéticas de sus notas biográficas para percatarse de que no pocos tramos de su vida, y de la de quienes por una u otra causa lo circundaban, fueron decididamente agónicos, aunque él no dé esa sensación en su texto. No está pidiendo disculpas a nadie, al modo de plantear entre líneas: “perdónenmepor mi música los desbordes de mi vida”. Claro que no. Tal vez Como Si Tuviera Alas, el título de su memorial, sea la anticipación del salto que anhelaba dar, algunas décadas después de arder con la trompeta. La biografía de Chesney Henry Baker comienza el 23 de diciembre de 1929 en Yale, Oklahoma. A partir de ese momento su vida oscilará entre los datos convencionales de un chico de la clasemedia americana y la existencia de un maldito cuyos días se precipitan, con o sin su entusiasta participación, en el despeñadero. Los efectos de la gran crisis económica del año 29 aún se hacían sentir cuando Chet tenía once años y a esa edad se traslada con la familia a casa de unos tíos residentes en Glendale, un pueblo cercano a Los Ángeles. Al poco tiempo, el padre, guitarrista y cantante,establece con su familia relaciones de cercanía y alejamiento porque es incapaz de sustentarla del todo. La vocación artística de Chet se inicia con el trombón pero pronto se decide por la trompeta. Así lo señala en sus memorias. La desapasionada pluma del músico señala: “Mi padre en principio quería que me dedicase al trombón porque era un gran admirador de Jack Teagarden, pero su decepción disminuyópoco a poco cuando vio mis progresos con la trompeta. Lo que pasaba era que también le gustaba Bix Beiderbecke” (p. 37). La madre paga las primeras lecciones. Como intérprete se forma de manera irregular, toca en la orquesta del high school y toma clases esporádicas de teoría, pero por sobre todo educa un oído y una intuición notables que lo llevan, cuando madura como instrumentista, a hacerarreglos orquestales. Ensaya como un maniático la trompeta y se inclina hacia el jazz, escuchando discos de Harry James y Bobby Hackett. En el fondo, la ambrosía que requiere un adolescente sensible. La madre no deja de entristecerse cuando piensa en el futuro.
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Y el futuro le daría la razón El desconcierto habitual después de la graduación en los estudios secundarios lo...
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