Valery Paul El cementerio marino
C E M E N T E R I O
M A R I N O
P A U L
V A L É R Y
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EL
CEMENTERIO
MARINO
HACIA VALÉRY
Paul Valéry (...) ya había resuelto que el contenido de un poema -que, es seguro, se lo llamaba con
demasiada facilidad el grito verídico del sufrimiento
o el presentimiento de lossecretos del ser- sólo es,
en suma, un elemento formal en una combinatoria y
que vale solamente al casi desaparecer en la ley de
las palabras reveladas.» Esta frase-homenaje de
Yves Bonnefoy introduce de pleno en la cualidad de
composición que la poesía tiene para Paul Valéry -eje, a
su vez, de sus proliferantes acotaciones reflexivas en
torno a la indagación poética, nutridas por una clara
percepciónde la incompletud, a la que una y otra
vez habrá que acechar para la extracción del diamante verbal que dará cuenta del misterio -que traspasa y anima a las palabras. En su propia
conjugación: «La importancia de una obra, para el
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PAUL
VALÉRY
autor, está en relación directa con aquello que de
imprevisible le aporta en el proceso de su elaboración.» Esta cualidad de work in progress, deitinerario
espiritual más bien, adonde el reelaborar del poema
-la puesta a prueba de su resistencia, como tal vez sugeriría Lezama- parece concretarse como fe, en Valéry, bajo la forma de una constante: la voluntad de
maduración de la conciencia.
El poeta es el hacedor, aquel cuya acción no se
define por unos resultados sino por una cierta aunque insegura capacidad de dejarse transformar con su
texto.La escritura de poesía, así, asume una franca
confrontación autocrítica de manera que aquélla no
derive meramente en fines estéticos -aunque en el
plano artístico se libre la batalla- sino disponga a esa
práctica paradójica que otorga al rigor, sueño de la
voluntad, una vera, incalculable libertad. El poeta
afina en sí mismo a su lector, al que aprende a leer (y
a desleerse) sin el recorte de loque ya creía saber,
sabía creer, de tal modo que dispone a la inteligencia
a una humildad mayor que aquella de la obsesión
por comunicar una «noción determinada», utilidad
ésta que Valéry delega a la prosa.
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EL
CEMENTERIO
MARINO
Si el yo tiende a lo cerrado, entonces la poesía
no es la descarga ni la renovación del yo; más bien,
implica una puesta de atención al nivel de la connotación, queno es mero predicado de un sujeto,
de un manipulador del sentido. No es sino por afán
de lucidez que se desconfía de la identidad detentadora, y entonces la poesía, que traza ese puente entre dos abismos, es una otra visión de la experiencia,
una nueva experiencia en sí que ilumina sin definir.
Si por humildad bien podría entenderse la capacidad
de seguir abriendo la percepción para que elsentido
mismo no se vea clausurado, ¿la experiencia poética
no consistiría en ampliar cada vez más el campo de
lo posible, en agotarlo dentro de los límites humanos, como quiere el acápite de Píndaro al inicio de
El cementerio marino? La poesía nada refleja del saber,
del poseer en algún sentido, sino que ella misma es
emanación, sentido que traspasa lo significado, silencio en la palabra. Y, por lotanto, quien aprendiese sería quien de continuo ampliase el campo de su
ignorancia, así como quien alcanza, aun por ráfagas,
libertad, es quien vuelve su desaprender aprendizaje.
Así, el lector no sería otro que el oyente del sentido,
quien al interrogar los significados en el texto se
afinara él mismo en tanto resonador del sentido.
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PAUL
VALÉRY
El poeta no labora abstracciones, su frecuentaciónde las formas verbales es experiencia espiritual.
La libertad se encuentra en la aparente restricción,
ese ir borrando toda señal demasiado espontánea
que es también una puesta en cuestión de la propia
mente, de las propias medidas y acepciones; esa
búsqueda de una transparencia en su acepción de
lucidez, no de lisa y llana claridad. Aquello que, ante
la página en blanco, por lo común se supone...
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