Valle inclan

El negocio del bisturí
Me temo que el bisturí se ha convertido en el rey de uno de los negocios más
flamantes y lucrativos del siglo XXI: la cirugía estética. El cuerpo humano ha pasadoa
ser una mercancía sometida a la lógica del mercado amparado en cánones de belleza
engañosos promovidos por una sociedad banal.
En España, cada día, cerca de 900 personas se someten auna intervención de cirugía
estética, según datos proporcionados por la Sociedad Española de Cirugía Plástica y
Estética. La obsesión por tener un cuerpo perfecto o por borrar las huellasdel paso del
tiempo lleva tanto a hombres como a mujeres a someterse a tratamientos que no siempre
acaban dándoles el resultado deseado. Una mujer acaba de denunciar al cirujano que leprometió convertir su fina boca en una “carnosa y apetecible flor” y que tras la
intervención lo que obtuvo fue una boca petrificada y sin expresión. Otro caso es el de
ese jovenneoyorkino que se ha sometido a más de 90 operaciones con el único fin de
parecerse a un famoso muñeco.
Sin embargo, me gustaría señalar que no todas las cirugías plásticas responden a unaintención meramente embellecedora, las hay que persiguen corregir defectos que hacen
sufrir o que limitan la vida de algunas personas y estas, merecen todo nuestro apoyo.
También, quierorecordar que no todos los cirujanos son unos “ceporros” como el que
atendió a la mujer de nuestro ejemplo, afortunadamente la mayoría son profesionales
que saben aconsejarnos sobre la necesidado no de la intervención, sobre los riesgos o
beneficios de las mismas.
La búsqueda de la felicidad a costa de la mutilación y el artificio responde,
efectivamente, a la insatisfacciónprovocada por un mundo sin escrúpulos, un mundo
que si no lo controlamos nos puede llegar a desfigurar convirtiéndonos en simples y
hermosos muñecos.
Pilar Rahola, La Vanguardia