Vampire Academy 1
los únicos que nunca mueren), los dhampir no pueden enamorarse. Son exclusivamente guardianes. Esto se convierte en un
problema para Rose cuando descubre que su tutor en la academia de vampiros va a ser Dimitri, por quien se siente más que
atraída. El único rival a su medida enla academia es también el único que puede ayudarla a salvar a su mejor amiga
No bajes nunca la guardia cuando el destino depende de ti.
Una original mezcla de géneros: fantasía vampírica, romance, chick lit y policíaco. Un final absolutamente impredecible.
Richelle Mead
Vampire Academy
Vampi re Acad emy I
e Pub r1.0
s l e e pw i thg ho s ts 21.11.13
Título original: Vampire Academy
RichelleMead, 2007
Traducción: José Miguel Pallarés y Mª Jesús Sánchez, 2009
Diseño de cubierta: Emilian Gregory
Fotografía de cubierta: Fanelie Rosier/istock, 2007
Editor digital: sleepwithghosts
ePub base r1.0
Para mis chicas de la fantasía urbana,
Jackie y Caitlin
Uno
Percibí su miedo mucho antes de oír sus gritos.
Su pesadilla latió en mi interior y me alteró con tal virulencia que acabó porsacarme de mi propia
ensoñación, protagonizada por un tío bueno embadurnándome de crema solar en la playa. Las
imágenes de su sueño —sangre y fuego, el hedor del humo, el metal retorcido y achicharrado de un
coche— no guardaban relación alguna con las del mío, desde luego, pero se dispersaron por mi mente,
envolviéndome, asfixiándome, hasta que la parte racional del cerebro me recordó que ese deliriono era
el mío.
M e desperté con unos mechones de largo pelo negro pegados a la frente.
Lissa descansaba en su cama sin dejar de retorcerse y gritar. Salté de la mía y crucé con rapidez la
escasa distancia entre ambos lechos.
—Liss —le insté, sacudiéndola—. Lissa, despierta.
Cesaron sus gritos, reemplazados por unos suaves suspiros.
—André —gimió—. Oh, Dios mío.
La ayudé a incorporarse.
—Lissa, yaha pasado, despierta.
Al cabo de un rato parpadeó y en la tenue penumbra comprobé que comenzaba a recobrar la
conciencia. Acompasó poco a poco la respiración agitada y se reclinó sobre mí, descansando la
cabeza sobre mi hombro. Le pasé un brazo por la espalda y la mano por el pelo.
—No ocurre nada —le dije con dulzura—. Todo va bien.
—He tenido otra vez ese sueño.
—Ah, sí, ya sé.
Permanecimos ensilencio y en esa misma postura durante varios minutos. Cuando sentí que se
calmaban sus emociones, me incliné hacia delante y encendí la lámpara de la mesilla de noche situada
entre nuestras camas. Comenzó a brillar suavemente, pero lo cierto era que ninguna de las dos
necesitábamos mucha luminosidad. Oscar, el gato de nuestro compañero de piso, acudió atraído por
la luz desde su trono en elalféizar de la ventana abierta.
Se mantuvo a una distancia prudencial de mí, pues, por la razón que sea, a los animales no les
gustan los dhampir, aunque no le importó saltar sobre el lecho y frotar la cabeza contra Lissa,
maullando ligeramente. Los animales no solían tener problemas con los moroi en general, y todos
amaban a Lissa en particular. Ella le rascó el cuello, sonriente, y percibí cómo seserenaba un poco
más.
—¿Cuándo te alimentaste por última vez? —le pregunté mientras estudiaba su rostro. La piel
clara estaba más pálida de lo habitual. Tenía unos círculos oscuros debajo de los ojos, y un leve aire
de fragilidad. Esa semana había habido una actividad frenética en la escuela y no conseguía acordarme
de la última vez que le había dado sangre—. Han pasado más de dos días, ¿no? ¿O tres?¿Por qué no
me has dicho nada?
Ella se encogió de hombros y evitó mi mirada.
—Estabas ocupada, y yo no quería…
—Venga, no me cuentes historias —repliqué, acomodándola en una posición mejor. No era de
extrañar ese aspecto de debilidad. Oscar, que no me quería tan cerca, saltó y volvió a la ventana,
donde podía observarme a una distancia segura—. Venga, vamos.
—Rose…
—Vamos ya. Haré que te...
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