Vampiros saanikos
Sombras de lo que parecen ser abrigos largos bajan presurosas por las adoquinadas callesde La Candelaria. La escasa luz de los faroles permite advertir la presencia de 15 ó 20 jóvenes, entre hombres y mujeres, que aparentemente buscan algún establecimiento del centro de Bogotá parapasar parte de la noche. Su palidez sepulcral llama la atención de los visitantes del Chorro de Quevedo, que interrumpen su charla o su café para ver pasar a los vampiros.Al llegar a la Avenida Jiménezcon carrera 4, el grupo se detiene un momento junto al espejo de agua del eje ambiental y allí comparte el primer sorbo de sangre humana combinada con brandy. Entonces se da inicio a una frenética nochemás de estos estrafalarios seres de la noche en la capital de la República.
El líquido, envasado en una pequeña botella plateada, fue obtenido por uno de los vampiros en un centro de salud deBogotá. A cambio de algunos miles de pesos, ya tienen los nexos necesarios para proveerse de su alimento a través de manos inescrupulosas de empleados que sustraen las bolsas de sangre para consolidar unnegocio macabro y clandestinopos en bogotaEn ocasiones amenazan de muerte a los desprevenidos transeúntes, quienes atemorizados no tienen más opción que ofrecer su cuello y su muñeca (la izquierda), alos insólitos atacantes para que se sirvan de sangre en su estado natural.Basta con un leve corte de objeto cortopunzante para que el vital líquido fluya y sacie, de momento, el hambre de estos...
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