Vampiros
En mitad de la noche, Anton se despertó. Se froto los ojos y pestañeo ¿dónde estaba? Hacía un momento se encontraba sentado en una mesa contodos los vampiros, y Sabine Von Shlotterstein La Horrible había pronunciado un discurso…¡Pero ahora estaba tumbado en su cama! Junto a él el despertador haciatic-tac y a la débil luz que filtraba por la ventana se dibujaban los contornos del escritorio. Anton tomó aliento. ¡Durante un instante había creído que se encontraba en el cementerio, en donde seiba a celebrar una gran fiesta!
Intentó acordarse…, sí, ahora le volvía a la memoria ¡un nuevo vampiro iba a ingresar a la familia! Para celebrar el día de los vampiros habían adornado lacripta. Negras velas lucían en los altos candelabros de plata. En la cabecera de la mesa estaba Sabinella la Horrible; a los lados se sentaban los demás vampiros; a su derecha Ludwig ElTerrible; a si izquierda, Wilhelm El Temible Lumpi el Fuerte, Rudiger y Anna La Desdentada. Al lado de él estaba sentado… ¡el mismo Anton! ¡Y ahora sabía lo que le esperaba!
Sabine La horrible sehabía levantado ya de su sitio y, enseñando sus horribles dientes, dijo:
-¡Queridos parientes! ¡Tengo hoy el gran honor de presentarles un nuevo colega!
Entonces levantó la mano y señaloa Anton, y de repente todos los ojos se dirigieron hacia él ¡Y qué ojos! ¡Ojos incandescentes que casi lo devoraban!
-¡Y ahora vamos a hacer de Anton un autentico vampiro! – exclamóEntonces los vampiros se levantaron precipitadamente. Lentamente, Muy lentamente, se acercaron a él. Sabine La Horrible iba a la cabeza y extendía largos dedos con uñas como garras… ¡Pero antes deque lo alcanzaran ya se había despertado!
Anton se sentó en la cama y miró el despertador: ¡las tres! Suspirando se vino a tumbar y cerró los ojos. ¡Ojala esta vez pudiera dormir en paz!
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