Varios
Por: Rolando Cruz García
Son de todos conocidos los problemas que se enfrentan al inicio de cada ciclo escolar y que van desde las condicionesapresuradas con las que se presentan algunos alumnos, con padres de familia inscribiendo de última hora, hasta la falta de motivación de los estudiantes a quienes generalmente les parecen pocas las vacaciones.Nos encontramos entonces con la necesidad de superar los obstáculos que se presentan en el trabajo como enseñante de contenidos programáticos y el papel de animador; animación en el sentido demotivar y generar expectativas adecuadas al trabajo escolar.
Esbozar una renovada figura profesional de educador-animador, en la que la función docente no es solamente transmisión de cultura, sinoelaboración de la misma, estimulación hacia la participación y el aprendizaje, interés y atención hacia los contenidos pocas veces atractivos, todo ello con la meta de la formación humana.
Parecieraque reservar esta función a los animadores de profesión sería más fácil, pero por eso los profesores nos involucramos en tareas de actualización-formación con respecto a una serie de técnicas deacercamiento, socialización, liberación del miedo, sucesión lógica, de transmisión del objeto de estudio, de conocimientos variados, de concentración, de compromiso, de comunicación, y muchos otrosetcéteras. Sin embargo, hay que dejar a los alumnos que resuelvan por ellos mismos sus inercias hacia el aprendizaje, sus resistencias a la escuela.
Ya lo manifestaba Rousseau en sus prolegómenos de laeducación: “Poned los problemas a su alcance y dejádselos resolver. Que no sepa nada porque se lo habéis dicho, sino porque él mismo lo haya comprendido; que no aprenda la ciencia, que la invente”. (J. J.Rousseau en Emilio).
Esta posición permite superar la perdurable división entre animación y estudio, entre actividades libres y materias, entre juego y aprendizaje, entre lo formal y lo...
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