Varios
Louis Wirth *
La ciudad y la civilización contemporánea
Así como el principio de la civilización está marcado por el asentamiento permanente de pueblos anteriormente nómadas en la cuenca del Mediterráneo,asimismo como mejor se caracteriza el comienzo de lo que es privativamentemoderno en nuestra civilización es por el surgimiento de grandes ciudades. Nunca haestado la humanidad más alejada de la naturaleza orgánica que en lascondiciones de vida características de las grandes ciudades. El mundocontemporáneo ya no presenta un cuadro de pequeños grupos aislados de sereshumanos dispersos por un vasto territorio, como Sumner describió la sociedad primitiva.
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El rasgo distintivo del modo de vida del hombre en la edad modernaes su concentración engigantescos conglomerados alrededor de los cuales seapiñan centros menores, y de los cuales irradian las ideas y prácticas que solemosllamar civilización.El grado en que puede decirse que el mundo contemporáneo es "urbano" no puede medirse con justeza por la proporción del total de habitantes de lasciudades. Las influencias que las ciudades ejercen sobre la vida social delhombre son mayores de lo queindicaría la proporción de la población urbana, pues la ciudad no sólo es, en grado cada vez mayor, la morada y el taller delhombre moderno, sino también el centro de iniciación y control de la vidaeconómica, política y cultural que ha atraído a su órbita las partes más remotasdel mundo, y formado un cosmos de diversas zonas, pueblos y actividades.El crecimiento de las ciudades y la urbanización delmundo son dos de loshechos más impresionantes de los tiempos modernos. Aunque es imposible decir precisamente cuál es la proporción urbana del total calculado de la poblaciónmundial de aproximadamente 1800 millones, es urbano el 69.2 por ciento de la población total de los países que establecen una distinción entre zonas rurales yzonas urbanas.
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Además, si se considera el hecho de que lapoblación mundial está distribuidade modo muy desigual y que el crecimiento de las ciudades no ha avanzadomucho en algunos de los países a los que sólo recientemente ha llegado elindustrialismo, esta medida no refleja debidamente el grado en que laconcentración urbana ha avanzado en aquellos
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países en que los efectos de la revolución industrial han sido más poderosos ymenos recientes. Este cambio deuna sociedad rural a otra fundamentalmenteurbana, ocurrido en el curso de una sola generación en regiones tanindustrializadas como los Estados Unidos y Japón, ha sido acompañado por modificaciones profundas, virtualmente en todas las fases de la vida social. Y sonestos cambios y sus ramificaciones los que atraen la atención del sociólogo haciael estudio de las diferencias entre el modo de vidaurbano y el rural. Este interéses requisito indispensable para la comprensión, posiblemente cabal, de algunosde los más profundos problemas contemporáneos de la vida social, ya que probablemente con él se obtenga una de las perspectivas más reveladoras de losactuales cambios de la naturaleza humana y del orden social.
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Como la ciudad es producto de un crecimiento, y no una creación instantánea,puede esperarse que las influencias que ejercen sobre los modos de vida nologren extinguir completamente las formas de asociación humana que antes predominaron. Por tanto, en mayor o menor grado, nuestra vida social lleva lahuella de una anterior sociedad, los modos de asentamiento característicos de loque fueron la granja, el castillo y la aldea. Esta influencia histórica se vereforzada por lacircunstancia de que la población de la ciudad misma ha sidoreclutada, en gran medida, entre la gente del campo, donde aún persiste un modode vida que recuerda esta anterior forma de existencia. Por tanto, no esperemosencontrar una variación súbita y descontinua entre los tipos de personalidadurbana y rural. Ciudad y campo pueden considerarse como dos polos, enreferencia a uno de los cuales tienden...
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