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Luis Ramiro Beltrán
Sin duda, la radio es el medio más instrumental en la lucha por conquistar la democracia. De todos los medios masivos, es el que llega a la más alta proporción de la población: 75% por ciento. Pero ese amplio acceso no es su única ventaja. Por su bajo costo y su relativa facilidad de operación la radio tienetambién la virtud de prestarse más que ningún otro medio a la participación del pueblo en su manejo.
Aunque es privada y comercial, en el 85% por ciento de los casos, la radio en la región no es oligopólica; está constituida, en general, por numerosas empresas más bien pequeñas. Ha sido por esto, por el ímpetu del pueblo para comunicarse y por el respaldo que le ha brindado la Iglesia Católica,que ha resultado posible la radio popular de vocación democrática en Latinoamérica.
Que ella sea minoritaria –cuanto más, del 10 por ciento, sobre un total de, alrededor, de 6.000 emisoras- no le quita mérito ni le niega impacto.
Con clara ventaja sobre otras regiones del mundo subdesarrollado, la nuestra ha venido forjando con tesón y talento una radiodifusión del pueblo, por el pueblo y parael pueblo. Frente a la obsesión mercantil y a la inopia gubernamental, la radio popular y educativa latinoamericana es una apuesta creativa y valerosa por el ideal democrático que representa.
El uso de la radio para la educación popular en favor de la democracia tiene ya casi medio siglo de experiencia en Latinoamérica. Comenzó prácticamente al mismo tiempo, 1947, en dos de los países deaquella: Colombia y Bolivia.
El inquieto párroco de la aldea colombiana de Sutatenza, José Joaquín Salcedo, instaló en aquel año, una elemental estación radiodifusora de corto alcance para llegar a los campesinos algo alejados de su circunscripción con mensajes religiosos. Poco tardó en agregar a la finalidad evangelizadora la intención alfabetizadora. Y, ante la acogida de los campesinos,tampoco demoraría mucho en añadir a su emprendimiento otros fines educativos en campos como la salud y la agricultura misma.
La estrategia comunicativa de que se valió el joven sacerdote fue la de “escuela radiofónica”. Consistía en programas especialmente producidos para los campesinos, a los que se organizaba en pequeños grupos y se orientaba por medio de un auxiliar local capacitado para ello yprovisto de materiales complementarios. La idea era que, asistiendo asiduamente a las audiciones en grupo, los campesinos subsanaran su falta de instrucción escolar, discutieran problemas y se organizaran para tomar acciones solutorias. El experimento cobró rápidamente amplia aceptación y considerable impacto.
Con apoyo formal eclesiástico y respaldo gubernamental, Salcedo establecióentonces la entidad Acción Cultural Popular. Contando, además, con sustantivo respaldo financiero internacional, ACPO vino a ser en una década el ejercicio masivo de educación no formal más grande y ambicioso del mundo. En su punto culminante llegó a tener ocho emisoras por todo el país, con una potencia conjunta de alrededor de 800 kilowatts de salida, dos institutos de formación de líderescampesinos, una central de preparación de programas y un servicio de producción audiovisual e impresa en el que editó el primer semanario del país para campesinos.
El otro experimento precursor fue el de Bolivia, coetáneo al de Colombia, pero del todo distinto. El país vivía, a fines de los 40, de la producción de estaño y los trabajadores de esta industria estaban organizados en sindicatos. En unode ellos nació la primera emisora obrera, que tuvo azarosa y efímera existencia. Pero en 1952 se inició una revolución nacionalista que realizó profundos cambios estructurales, incluyendo la nacionalización de las tres grandes empresas mineras productoras de estaño. Fue en esas circunstancias propicias que surgieron algunas emisoras sindicales mineras. Diez años más tarde llegarían a ser algo...
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