VARIOS
Serie Cynsters, 11
LA AMANTE PERFECTA
Este libro está dedicado a mis lectores, cercanos y distantes,
que han seguido a los Cynsters desde
que aparecieron por primera vez hasta ahora.
Ustedes son realmente mi inspiración.
ÍNDICE
Capítulo 1 Error: Reference source not found
Capítulo 2 Error: Reference source not found
Capítulo 3 Error: Reference source not foundCapítulo 4 Error: Reference source not found
Capítulo 5 Error: Reference source not found
Capítulo 6 Error: Reference source not found
Capítulo 7 Error: Reference source not found
Capítulo 8 Error: Reference source not found
Capítulo 9 Error: Reference source not found
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RESEÑA BIBLIOGRÁFICA Error: Reference source not found
Capítulo 1
Finales de julio de 1835.Alrededores de la mansión Glossup, en Ashmore, Dorset.
—¡Demonios! —Simon Cynster refrenó sus caballos zainos; fijó la vista en la cordillera que se alzaba en lo alto detrás de la aldea de Ashmore. La aldea misma yacía a sus espaldas; se dirigía hacia la mansión Glossup, situada una milla de distancia más a lo largo del frondoso sendero rural.
Detrás de las cabañas de la aldea, el terreno seempinaba abruptamente; una mujer avanzaba por el camino que serpenteaba por la vereda de lo que Simon conocía como antiguos terraplenes. Desde lo alto, la vista se extendía hasta Solent, y en días despejados incluso hasta la Isla de Wight.
No era extraño ver que alguien avanzaba en esa dirección.
—Tampoco que nadie la acompañe.
Con creciente irritación, observó cómo aquella figura esbelta, decabello oscuro, inefablemente grácil, subía la cuesta con paso firme, una figura de piernas largas que inevitablemente atraía la mirada de cualquier hombre con sangre en las venas. La reconoció de inmediato, Portia Ashford, la cuñada de su hermana Amelia.
De seguro Portia se dirigía a la reunión campestre que se ofrecía durante varios días en la mansión Glossup; ésta era la única casa importante losuficientemente cercana para ir caminando desde ella.
La sensación de que se abusaba de él se incrementó.
«¡Maldición!». Había cedido a los ruegos de su viejo amigo James Glossup y aceptado detenerse en su camino a Somerset para ayudar a James con las tribulaciones de la reunión. Pero si Portia estaba invitada, ya tendría suficiente con sus propias tribulaciones.
Ella llegó a la cima de losterraplenes y se detuvo para sujetar la caída de su cabello negro azabache con su esbelta mano y, con la cara levantada hacia la brisa, contempló fijamente a la distancia. Luego, dejando caer la mano, prosiguió con donaire su camino, siguiendo la senda hasta el mirador y descendiéndola lentamente hasta que desapareció de vista.
«Ella no es mi responsabilidad».
Las palabras resonaron en su mente;Dios sabe que ella había afirmado este sentimiento con suficiente frecuencia, de distintas maneras, la mayoría de ellas mucho más enfáticas. Portia no era su hermana, no era su prima; en efecto, no compartían ninguna relación de parentesco.
Apretando la mandíbula, miró sus caballos, y haló de las riendas.
Y maldijo para sus adentros.
—Wilks, ¡despierta, hombre! —Simon le lanzó las riendas a sumozo de cuadra, quien hasta entonces dormitaba detrás de él. Frenó y se apeó de su montura—.Sólo sostenlas, regreso en un momento.
Metiendo las manos en los bolsillos de su gabán, se dirigió al estrecho sendero ascendente, finalmente uniéndose con el camino de la casa que Portia había seguido al subir la cuesta.
Sólo se estaba buscando problemas, por lo menos un encuentro cortante; sin embargo,...
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