Varios
¿Es el momento de dolarizar?
Diego Fernando Gómez*
Diegogo@elcolombiano.com.co
Pocas cosas más impropias y hasta insultantes para el Bancode la República como pensar en dolarizar. De hecho hizo su propio estudio para mostrar la improcedencia de esta medida.
Concluyó que aunque se dabamayor confianza a los inversionistas,se reducían los costos de transacción y se daba confiabilidadal comercio externo y seguridad al exportador, todo eso no lograba compensar la pérdida de la autonomía monetaria y el golpe a la credibilidad del banco.
Pero el asunto es más complejo.
La conclusión es que las monedas nacionales, sobre todo las de los países más pequeños, se están convirtiendo en instrumentos obsoletos que no atienden bien una expansión de ingresos externos como la que estáviviendo Colombia ni una contracción como la que sufrió Latinoamérica con el “susto Lula”, cuando este fue elegido en Brasil, en 2002.
Desde cuando Robert Mundell publicó en 1961 su papel sobre las Áreas Monetarias Óptimas, en el que se plantean las condiciones para construir monedas supranacionales, se ha avanzado mucho en la discusión. De hecho, el euro es un muy buen ejemplo de un nuevoreferente monetario.
Pero la dolarización es una cosa muy distinta a un proceso de unificación monetaria que tiene como requisito el alto nivel de intercambio comercial y libre flujo de la fuerza laboral entre los países que integran sus monedas, de manera que se compensen las posibles fluctuaciones económicas entre las dos naciones.
Aunque el primer requisito con referencia a Estados Unidos se cumple,el segundo no se da.
Tampoco sería fácil una unión de voluntades para un tratado de asociación monetaria con los
E.U. Greenspan había dicho respecto de los eventuales procesos de dolarización en Latinoamérica en 1999: “El acceso a la ventanilla de la Fed (Reserva Federal) es algo que ni nosotros ni nuestros colegas en el Tesoro consideran una buena idea, y de hecho, nos opondríamos firmemente aella”.
Sebastián Edwards dice que las experiencias de dolarización no dan evidencia suficiente para recomendar la medida. El mismo Mundell decía en 2001, en una visita a Caracas: “Pienso que la dolarización no es la mejor solución para Latinoamérica”.
El dólar está dejando de ser un bien preciado para ser una moneda despreciada. Desde 2004,
los bancos centrales de Europa y Japón empezaron amover sus reservas a otras monedas y se precipitó una fuerte devaluación del dólar. El 4 de diciembre de 2004, The Economist titulaba en la portada de manera tan elocuente como preocupante: “The disappearing dolar”. Cuatro años después es claro que estamos asistiendo a la desaparición del dólar como referente de valor en el sistema monetario mundial.
Como han venido insistiendo múltiples analistasen los últimos cuatro años, el peso es un instrumento obsoleto que irremediablemente tendrá que cambiarse en la próxima década. Fue útil en los esquemas de economía cerrada e intervenida por el estado para acompañar políticas expansivas, hoy en desuso.
Las circunstancias de mediano plazo hacen improbable la gestación de una moneda común latinoamericana, como proponen Mundell, el padre del euro, oHausmann. Por eso dolarizar no
sale del todo de la agenda. Por lo pronto, se debería permitir hacer transacciones y celebrar
contratos en dólares, incluso laborales, que permitan diluir el riesgo; y tener cuentas y circulante en dólares, de manera que la economía vaya haciendo tránsito a esquemas más abiertos y seguros para los agentes económicos.
*Asesor Económico de la Dirección de ELCOLOMBIANO. Los floricultores generan en el país unos 200 mil empleos directos e indirectos, de los cuales 10 mil están, o estaban, en Antioquia.
Asocolflores estima que por cuenta de la revaluación el sector ha perdido el 10 por ciento del empleo, un porcentaje que sube al 30 por ciento en la región antioqueña. En números redondos, se han esfumado 23.000 empleos.
Entre 2006 y 2007 las exportaciones...
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