Vassily Hustinovich

ENCUENTRO CON VASILI JUSTINOVICH

Era el anochecer del 18 de agosto me encontraba en la estación de autobuses de Pontevedra esperando a las diez para coger el autobús con destino a Méndez Álvaro Madrid, después de haber pasado unas gratas vacaciones en Galicia, estaba apurando la carnosa nectarina que me dio la abuela de Matías, el cual me había hospedado en la casa de sus padres durantequince agradables días. En el aire había marea baja un olor al que debí acostumbrarme y de echo ya estaba padeciendo morriña del paisaje serpenteante de la costa por el que el autobús me llevo a la estación.
Faltaban quince minutos para las diez así que fui con mi macuto a la dársena de embarque, llegue a esta y solo encontré a una pareja sentados en sus maletas, supuse que eran peregrinos; Derepente un hombre de piel curtida y voz amable me hablo algo acelerado.
-Disculpa niño podrrias vigilarrme la mochila es que necesito irr al baño urrgentemente.
-Claro que si campeón- fue corriendo porque sudaba del apretón que debía tener, me percate de su acento del este. Llego más gente y vino el autobús. Me empecé a impacientar ya que el anterior lo perdí en Madrid, la multitud comenzó a subiryo seguía esperando, hable con el conductor contándole todo lo anterior.
De repente llego el molesto ruso por el fondo con cara de alivio.
-Grracias niño porr esperarme, ójala todos los chicos tuvieran esa actitud. Perrdón no me he prresentado soy vasili.
-Yo soy sergio, vamos a subir al autobús que no quiero perderlo.
-De acuerdo nos sentarremos juntos ahorra, te aviso de que padezco unaúlcerra péptica así que deberras ponerrte en la ventana –rió el energético hombre- Es que adorro el humor, aunque todo lo dicho es verdad -Esta vez yo también reí. – ¿Subimos al autocar? –Claro serrgio-clavó sus ojos en mí reflexivamente- en mi país tendrrias de nombre serrgei, como te apellidas…– ¿Cómo te apellidas tu?- Justinovich subamos al autocar se hace tarrde y debo llegarr a sol.
Andamos adejar los macutos en silencio, me temía lo peor del viaje, subimos por las escaleras del autobús y le dimos los billetes en silencio al conductor. – asientos 29 y 36. uff pensé por un instante pero el ruso respondió. – Serrgei allí hay dos sitios. -Tenia un brillo en la mirada que yo no reconocía su poso, caminamos hacia los dos asientos. – Te recomiendo que cojas la ventana serrgei. -Me senté enla ventana añorando el perfume de la marea baja a la espera de que el ruso me complaciera con un aleggro nocturno, se asentó.
- Mi apellido es pérez.
- Si hubieses sido acunado en la meseta de Altai serrias serrgei petrovich, supongo.
- ¿La meseta de Altai? Eso esta en rusia no.
- No exactamente, aunque si que limita con Rrusia, además de limitarr con Mongolia, Kazakhstan yChina, porr lo que es un sitio muy codiciado, independiente culturalmente y rreligiosamente además de la desdichada madrre del volfrramio que trrajo a más de un grranuja.
- Como sabes tanto de ese paraje…
- Ese parraje es mi alma además de mi patrria y mi yo estará siempre ahí.
- Háblame de tu patrrrrrria
- Jajaja Serrgio de lo que mas valorro en las perrsonas es el humor, entu pais el mejor para mi es Gila, ese si que sabe lo que es sacarr la grracia de la desgrracia. Pero como veo que erres un nómada, te contarre el misterio de mi tierra, la rrepública de Altai del valle del rio Ursu cuna de antiguas civilizaciones que dejaron huella en los currgones de Seba.
- Vasili, qué son los curgones.
- Son pirámides de rroca negrra.- El autobús arrancó, ya teniaganas de llegar a casa, el altayense se empezó a agobiar y a destilar.
Me había hablado mucho de su patria pero seguía sin saber nada de él, mas cada vez me estaba cayendo mejor, siempre me había gustado su cultura incluso tenia un libro de marx en el zurrón.
- Vasili, cómo llevas el viaje, parece que rezumas. Pasaron unos instantes...
- Perrdona que no rria porr rrespeto, perro un...