Vaya noche (cuento corto)

Vaya noche

¡Vaya noche!

Ocho interminables horas trabajando como un poseso por culpa de unos inventarios.

Ocho horas andando por aquellas malditas y larguísimas naves llenas de estanteríasy material que había que anotar porque los jefes querían saber cuánto inmovilizado tenía la empresa.

Había entrado a trabajar esa noche con la esperanza de echar una cabezadita porque no habíapodido dormir durante el día y aún tenía la resaca del trabajo de la noche anterior. Pero me aguardaba esa desagradable sorpresa. Toda la noche andando y anotando sin parar. ¿Cuánto dura una hora?. Dicenque sesenta minutos. ¿Y un minuto?. Sesenta segundos. Pero... ¿y un segundo?. Una eternidad. Esa noche duró 28.800 eternidades.

A las seis de la mañana, salí en dirección a mi casa. Llegué a laparada del autobús y lo esperé apoyando la espalda en un borde de la marquesina porque las piernas casi no me sostenían. Menos mal que el autobús llegó a los dos minutos, porque me dormía de pié.Subí. Iba vacío. Mascullé un breve saludo al conductor. No era el de siempre. Mientras le enseñaba el bonobús a una máquina indiferente, pensé en preguntarle por su compañero ausente pero decidíhacerlo mañana si aún no había venido. Ahora estaba muy cansado.

Me dirigí al fondo del autobús y me senté en el asiento del rincón. Buscaba un refugio como un animal acosado y herido. La verdad es queno fui consciente de si me sentaba. Yo creo que antes de que mis posaderas tomaran contacto con el asiento, ya estaba dormido
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¿Cuánto tiempo había transcurrido? ¿Porqué se movía todo mi cuerpo?. Estaba muy hondo. Una especie de sopa espesa me separaba de la luz. Me costó mucho vislumbrar la claridad ¿Dónde estaba mi consciencia?

Alguien zarandeaba mi brazo.Una voz lejana me dijo algo que no entendí. Lo repitió: “ ¡deje de roncar, buen hombre! ”. Procedía de un bulto sin forma que estaba a mi lado. Sin ver, le dirigí una mirada vaga y turbia y me...