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se les consideró como un grupo peligroso, aficionados a las drogas y al alcohol, y como no, resaltando su gusto por vestir de negro y escuchar música metal-gótica.En enero de 1998 los dos fueron arrestados por causar destrozos en un coche y tuvieron que realizar un programa de ayuda a la comunidad. Parece ser que ese arresto pesomucho en el carácter de Klebold, descrito como un joven tímido.

En la búsqueda incansable para encontrar razones lógicas que llevaran a realizar tal masacre, una vezmás, las investigaciones se pierden entre chivos expiatorios, rasgos de la personalidad de los asesinos que quieren marcar como anómalos, cuando todos son más bien lostípicos de una etapa adolescente, la búsqueda de posibles cómplices o personas cercanas que pudieran saber algo más, las conspiraciones, que llegan hasta ser surrealistas; y sinembargo dejan de mirar, de nuevo, a aspectos más cercanos como la ley estadounidense que permite tener y adquirir armas con sorprendente facilidad. O a un modo de vida,de la clase media de los llamados países del primer mundo o mundo occidental, en los que el híper consumismo y la mentalidad competitiva están creando una agonía en lasexpectativas de muchas personas a las que oprime esa glorificación de los “vencedores”, bajo el punto de vista creado. Por no hablar de algo tan básico como los errorescometidos por las autoridades cuando algún ciudadano se acerca para denunciar sus sospechas.
Han ido apareciendo, desde entonces, más evidencias a modo de videos, como lasfamosas escenas en las que los dos con otros más realizan disparos en un bosque, o como un diario, con dibujos, conjunto de Harris Klebold, que en 2006 se publicó.