VEGA REÑÓN
Dpto. de Lógica, Hª y Fª de la Ciencia UNED, Madrid lvega@fsof.uned.es
Argumentación y filosofía *
Resumen.
Voy a considerar diversas propuestas en torno al papel y sentido de la argumentación en filosofía, con la intención de mostrar y justificar su necesidad en este tipo de discurso. Tras una presentación inicial de la filosofía como génerodiscursivo -incluida una consideración del supuesto “caso de la filosofía hispánica”: su desvío de la lógica y su inclinación hacia la literatura-, me centraré en las siguientes hipótesis sobre la argumentación en filosofía: (i) las hipótesis nulas, que le niegan por diversos motivos una significación especial o específica; (ii) la hipótesis mínima, que la considera un recurso típico del discursofilosófico o, al menos, un recurso típico de determinadas filosofías; cuestión que puede llevar a otras asociadas, por ejemplo acerca de si hay argumentos filosóficos típicos o, más aún, argumentos filosóficos propios y específicos; (iii) la hipótesis máxima, que, en consonancia con el punto anterior, estima que la argumentación es el recurso definitoriodel discurso filosófico. Asumiré otra hipótesis,digamos fuerte: la idea de que la argumentación es un recurso necesario del discurso filosófico -practicado bajo ciertas condiciones textuales e institucionales- y trataré de avanzar algunas razones al respecto. Luego, haciendo de esa necesidad virtud, sostendré que es bueno que los filósofos argumenten y que, puestos a argumentar, más vale hacerlo bien. Así pues, terminaré vindicando una lógicapara filósofos, una suerte de lógica “civil” o teoría de la argumentación interesada en la calidad del discurso público, dentro de la perspectiva de un nuevo trivium (lógica, dialéctica y retórica) para los estudios y la práctica de la filosofía.
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* Ponencia leída en el VIII Coloquio Internacional de Filosofía, 20-22 sept. 2006, Bariloche (Argentina). Trabajo realizado en el marcodel Proyecto HUM2005-00365/FISO.
1. La filosofía como género discursivo.
Al tratar de la filosofía como género discursivo me limitaré a su cultivo y manifestación escrita, textual, no oral: como en la vertiente oral entrarían también las contribuciones a este mismo Coloquio -incluida la mía propia- su consideración resultaría recursiva y, en última instancia, tornaría la empresa en una tareapotencialmente infinita. Aquí no disponemos de tiempo para tanto.
1.1 Ahora bien, aun dentro de esa limitación, no son pocas las variedades y variaciones del discurso filosófico como escritura académica desplegada en textos que, por muy dispares que resulten entre sí, se suponen parejamente representativos (por ejemplo, unos versos de Parménides, un diálogo platónico, una Summa escolástica,una Críticakantiana, unos aforismos de Wittgenstein),
Avanzaré, de entrada, un criterio corporativo: son filosóficos los textos asumidos como tales por las comunidades institucionales de practicantes de la filosofía. Es un género académico que normalmente envuelve ciertas pretensiones de lucidez y de conocimiento, en ámbitos públicos o con proyección pública, y por ende ha de hacerse cargode -y responder a- los compromisos asociados a esas pretensiones.
1.2 Pero la imagen reflejada en el espejo académico dista de ser única o uniforme. Y ni siquiera las muestras que se suponen paradigmáticas de lo que sería hacer filosofía resultan inequívocas. Recordemos un posible paradigma como el propuesto por Waismann en un famoso artículo de 1956 sobre su visión de la filosofía: lo que haceel filósofo no son en puridad demostraciones o refutaciones, lo que hace el filósofo es montar un caso [1]. Sea la cuestión siguiente: si los juicios de orden moral obedecen a las cualidades o atributos de la acción o la cosa juzgadas, o si responden más bien a los sentimientos experimentados por la gente. Pues bien, el caso admite al menos dos montajes discursivos: (a) uno argumentativo y (b)...
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