Vegetariana

Vegetariana
Una historia sin carne
La vida humana sólo acontece una vez
Y por eso nunca podremos averiguar
Cuáles de nuestras decisiones fueron
Correctas y cuáles incorrectas.
Milán Kundera.
Agonizó en mis brazos antes de la Natividad del año pasado, su mirada horizontal y vidriosa me hizo musitar unas cuantas palabras en forma de promesa que representarían un gran cambio en mi formasutil de afrontar la vida, pero más acorde a mis pensamientos. La enterraron sin nombre, sin embargo, se sabía femenina por los cueros similares a tetas que le colgaban de su ya huesudo cuerpo.
Lloré caudales su despedida y supliqué entre ahogos que no le mataran, que le prolongaran el pulso y la piel tibia. Fue inútil, el no poder valerse por sí misma: cagarse, mearse encima, tener que seralimentada y permanecer siempre inmóvil sobre su espalda; la hacían merecedora de la etiqueta de no tener una “vida digna”. Supongo que el karma hace su oficio y se descarga así en la vida como en la muerte, ya sea en su forma o contenido, como crueldad podrían resumirse ambas; la misma pala con la que cavaron su tumba, de un golpe en la cabeza, le dio final a su ‘suplicio.’
Cuando sus ojos aún notenían ese paño de despedida, tuvo que ver a cuatro de su misma raza –sin necesidad de tenerla pura, y si es que alguna vez tuvo una-; desgarrando entrañas y comiendo con el mayor de los gustos a otros de los suyos, sin necesidad de pasar por caníbales. Faenas similares eran las propias y, sin embargo, la arcada estruendosa fue inevitable como respuesta a su repudio.
Dicen que los seres humanosactúan según su instinto de supervivencia, no puedo juzgar aquel accionar como benigno o maligno y me declaro impedida para cuestionar si era o no merecedora de su muerte. Mi dedo no descargará culpa sobre sus hombros y mi mano no contará cómplices, sólo narrarán su historia y que sea el vulgo quien decida.
No tenía armas ni horas predilectas, no discriminaba entre color de piel, estatura, peso osexo, sin embargo, los prefería gorditos. Aunque para los de piel amarilla, siempre (como verdad absoluta), designaba los cuchillos y la noche; tal vez porque en ese instante sus cómplices tenían ansias de color carmín o espacio en su cotidianidad.
Pieles amarillas, éstos, eran sus mártires favoritos y los tenía por centenares; algunos vivían en libre albedrío, de los cuales fijaba uno y leperseguía hábilmente hasta que finalmente le atrapaba. Por cuestiones de cantidad no necesitaba ayuda, sola se deleitaba introduciendo un cuchillo en su garganta para desangrarle, cortar su cabeza de un tajo, separar sus piernas para abrir con mayor facilidad y de extremo a extremo su vientre, sacar todas sus vísceras y finalmente desprender las extremidades dejando sólo el tronco.
Para los que vivían enencierro absoluto su acontecer era diferente, cada tres meses, cien de ellos tendrían una visita ya hecha rutina y que sería la última –para su fortuna- con la parca. El número de asistentes al ritual era cambiante, no siempre eran los mismos e incluso niños asistían a la ceremonia. Antes de su llegada ya tenía todo listo: la mesa, las vasijas, los costales, la llama que avivaba el agua hirviendoy los cuchillos.
El método para éstos era diferente, de cinco en cinco hasta llegar a cien, ponía los seleccionados dentro de los costales que tenían un agujero en la punta y por donde ellos, colgados patas arriba sacarían la cabeza. Nunca supe realmente si a través de ese hueco los ahorcaba o sólo le proporcionaba mayor facilidad para introducirles el cuchillo hasta la garganta; pues supredecesora, aferrada al medioevo, ponía cuerdas donde los sentenciados morían sin juicio y con verdugo en la horca.
Luego de sacarlos de los costales ya sin resuello ni aire en el pecho, eran metidos en el agua hirviendo, puesto que así sería más fácil dejar visible y completamente limpia su piel amarilla. Lo que sigue no se diferencia en nada con sus mártires de libre albedrío, sólo que por la...