Velorio

Fermin Malik Arraiza Truust
Prof. Melvin Torres
Redaccion Creativa

Cada cual decide lo que recuerda y como lo recuerda. La edad ya ha comenzado a traicionar mi memoria, pero al cruzar por esta calle, al parármele al frente a esta casa los recuerdos no se me escapan sino que me persiguen. Recuerdo aquel día sofocante, soleado, pero oscuro de fiesta y pena. Recuerdo el baile la botella y labaraja. Recuerdo la muerte. Recuerdo aquel día en el que los demás decidieron olvidar.
Yo muy bien sé lo que es el olvido, vivo en él. Vivo a la intemperie semi muerto. Vagabundo, tecato, pobre son algunos de los títulos que me persiguen. Vivo con más penas que comidas. Soy amigo de la tierra y el sol, de la lluvia y del sucio. Constantemente me canta una sinfonía de rugidos el estómago, como si sequisiera salir del cuerpo para buscar su propia comida. Usualmente me asomo en las casas y pido de que comer y algo de tomar. Sobrevivo de las sobras que deja la abundancia. NO culpo a nadie, al igual que yo, nadie escoge con lo que nace. Al contrario si algo me gusta es asomarme por las ventanas y las verjas para ver a la gente comer, hablar, reír y cantar. De vez en cuando, cuando azota muy duroel hambre cojo prestadas las gallinas o plátanos y me doy una cena de lujo monte adentro. Sobrevivo el día a día sin hacerle mucho daño a nadie arreglándomelas como puedo.
Acostumbro hablar con el cura. Luego de confesarle mis pecados dialogamos sobre dios su reino y el bien, el mal. Dice en la biblia que es más fácil para un camello entrar por el ojo de una aguja que para un rico entrar alcielo. Definitivamente buenas noticias para mí. Voy de casco para el cielo. Yo fila no voy a hacer. Sin embargo aquí en la tierra es más fácil para mí meterme por el ojo de una aguja que entrar al reino de los ricos. Las personas me tienen miedo, se distancian de mí como si les fuera a pegar el hambre la pobreza y la miseria. Como si fuera contagioso. Yo de cierta forma me les pego a ver si se mecontagia su salud y su dinero.
Aquel día que todavía recuerdo claro en mi mente fue un día duro. Rondaba por las calles como normalmente hago, sin rumbo. Adivinando a la vuelta de que esquina me podría estar esperando una oportunidad para recoger, cachetear o en algunos casos robar. Ese día no había personas en la calle. Subí y baje los montes y las jaldas comiéndome lo que encontrara en el camino.Como no lo encontraba pues pal ca’, como dicen por ahí, me lo imaginaba. Me imaginaba un buen plato de viandas y lechón asado, con un plato de arroz con habichuelas, jugo de parcha y un buen palo de ron cana pa’ espantar los parásitos que se me alojaban en la tripa. Me lo imaginaba como si lo tuviera de frente y por más seco y deshidratado que estaba se me aguaba la boca con aquel manjar defantasía. Pronto empecé a oler a comida y a escuchar gritos y fiesta. Pensaba que alucinaba ya loco por el calor el hambre y la sed. Pero era muy real para ser de mi imaginación cansada. Era real. Mientras bajaba por el monte llegue a una humilde casa donde se congregaba el pueblo. A lo lejos vi el cura, a los hacendados, trabajadores de la caña, carpinteros; a resumidas cuentas allí estaba mediomundo y al parecer venia la otra mitad de camino. Entonces me dio una idea como un golpe, por que así nos dan las ideas a nosotros de sorpresa como un buen bofetón. En aquella fiesta tenía que haber comida para repartir. Si yo me colaba por allí un cacheteo me aseguraba un apetito contento. Así que me acomodo los trapos que tenia de ropa como mejor pude y baje aquella jalda como bajan por las filasdel mercado la gente con chavos.
Les puedo decir que tan pronto entre allí me enamore de aquella fiesta. Allí lo que había montau era un buen vacilón. Yo soy de los que le gusta el palo, pero si te gustaba el baile, o si eras un glotón había espacio para ti. Me metí disimulando mi entrada. Entre como una sombra, pero como normalmente pasa con los menos afortunados, nadie me veía. Era invisible...