Veneno

Ese era el sentimiento favorito de Rachel, ser infeliz, su personalidad era fría como dos témpanos de hielo, la vida no solía sonreírle muy seguido, más bien pareciera que siempre estuvieraconspirando en su contra, sonreír tampoco era lo suyo, mejor dicho, las sonrisas hipócritas le salían de lo mejor, incluso hasta llegó a dolerle la mandíbula de tanto reír aquel día que le dijeron “te quiero”en la puerta de embarque del vuelo directo y sin escalas a Madrid. Los pocos libros que leía le decían que un “te quiero” es la palabra más bonita que se le puede decir a alguien, es agradable y haceflorecer la seguridad interior en la persona, pero para ella no, para ella un “te quiero” era el peor insulto del mundo.
Esta vez ella no va a tomar un vuelo que le costará todos sus ahorros, nitampoco se va a reír a carcajadas hipócritamente, esta vez se va a quedar sentada, reflexionando, tal vez se levante en 15 o 20 minutos a dar una vuelta por el apartamento, pero igual su mente va a seguirreflexionando, las tazas de café ya se volvieron infinitas, así como los números del precio de aquel viaje, el polvo y el olor a encerrado empiezan a tomar el control de su apartamento y hasta de suvida, las polillas ya están a punto de finalizar su banquete especial del mueble de madera importada, los cables, los tantos miles de cables, están a punto de causar un corto circuito, impredeciblesaber cuándo, pero sería mejor que Rachel tuviese un extintor a mano.
Se encontró dormida horas después, la noche estaba a punto de empezar, no pensó siquiera en que haría después de levantar suesqueleto y los kilos de más que la abrumaban del sofá, su subconsciente le sugiere que se quede ahí hasta mañana pero todavía hay una última cosa que ella debe hacer.
Las botellas de vodka estabanagrupadas, unas con etiqueta y otras a saber si era vodka o veneno, intentó convencerse a sí misma de agarrar la que tuviera el veneno, pero no, lo pensó mejor, pensó mejor en lo que diría en ese mismo...