Venezuela heroica
Entre el abogado patiquín y señorito, como le llaman al principio sus peones, desconfiados de la finura de Santos, y la salvaje doña Bárbara, se entabla una lucha sin cuartel. Poco a poco Santos Luzardo se revela como hombre de valor einteligencia, capaz de defender sus derechos, quizá hasta de implantar la ley en unas tierras desamparadas de toda organización cívica y en las que impera la ley del más fuerte. Hasta doña Bárbara cae en las redes del amor, que desarmará al fin su crueldad y su odio a los hombres. ¿De dónde nace esta violencia? ¿Cuáles son las raíces que sustentan la vida sombría de la cacica? Detrás de la devoradora dehombres hay una terrible historia de abandono y abusos. Solo ha conocido la selva y la brutalidad de un padre que la quiso vender a un sirio leproso y de una cuadrilla de bandidos que asesinaron a su amado Asdrúbal y la violaron siendo casi una niña. Fugada con una tribu de indios se convierte en una fiera supersticiosa, enemiga del varón, que se deleita en destruir, como ha hecho con LorenzoBarquero: «El amor de Asdrúbal fue un vuelo breve, un aletazo apenas, a los destellos del primer sentimiento puro que albergó en su corazón, brutalmente apagado para siempre por la violencia de los hombres. Ya solo rencores podía abrigar en su pecho y nada la complacía tanto como el espectáculo del varón debatiéndose entre las garras de las fuerzas destructoras». Con aureola de bruja, adivina y dueñade poderes diabólicos, doña Bárbara se impone por el terror. Pero hay algo no apagado para siempre en el fondo lejano de su corazón: «Tal era la famosa doña Bárbara: lujuria y superstición, codicia y crueldad, y allá en el fondo del alma sombría una pequeña cosa pura y dolorosa: el recuerdo de Asdrúbal, el amor frustrado que pudo hacerla buena».
Y frente a ella el doctor Luzardo emprende larecuperación de su hacienda y la educación de Marisela. Como a buen héroe épico, no le será suficiente para cumplir sus objetivos el razonamiento, ni la ley, ni la buena voluntad. Tendrá que vencer en una guerra que está a punto de introducirlo en el mundo de violencias que quiere precisamente erradicar. El asesinato de sus peones, la quema de su hacienda, el robo de sus reses, lanzan a Santos porel camino de las armas, en el que sin embargo será capaz de poner ciertos límites. Secundado por sus fieles peones (Antonio, Pajarote, Carmelito...) que ven en él un caudillo nato (buen jinete, gran domador de caballos, certero tirador y hombre templado: «¡Llanero es llanero hasta la quinta generación!») acaba con las rapiñas y los abusos, venga las injusticias y expulsa a los bandidos. Doña...
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