vergara en blanco
Mi respuesta es afirmativa pues hoy tenemos una verdadera oportunidad de alcanzar, en un plazo razonable,una paz digna y justa con las guerrillas, mientras que su derrota militar, en caso de que fuera posible, tendría unos costos humanos enormes.
Es un logro inmenso que tengamos ya acuerdos muyrazonables en tres temas de la agenda (desarrollo rural, participación política y drogas ilícitas), que han sido factores cruciales en el origen y dinámica de la guerra y sobre los cuales fue imposibleavanzar significativamente en el pasado. Hoy la voluntad de la guerrilla por alcanzar la paz parece entonces genuina. Un acuerdo de paz está en el horizonte.
En cambio, todos los estudios serios deevolución de nuestro conflicto armado muestran que desde 2008 la política de seguridad democrática se había estancado; las guerrillas, que habían sido debilitadas en años precedentes, retornaron a unaestrategia más clásica de guerra de guerrillas y volvieron a mostrar un creciente dinamismo militar. En esas condiciones, una eventual victoria militar del Estado sería muy difícil, larga y extremadamentedolorosa.
La ruptura del proceso de paz no llevaría entonces a una rápida e indolora victoria militar del Estado, como quieren hacérnoslo creer algunos, sino a una guerra prolongada y cada vez másdegradada. Y nuestra democracia seguiría siendo precaria, pues todos los estudios comparados muestran que es imposible consolidar una democracia profunda si persiste una confrontación armada.
El logrode una paz negociada con las guerrillas no es fácil, pues faltan temas muy difíciles, como lograr que el acuerdo sea respetuoso del dolor y los derechos de todas las víctimas. Es además previsible queel eventual acuerdo no sea totalmente satisfactorio para todos. Algunas de las reformas pactadas les parecerán menores a ciertos sectores políticos, mientras que otros las verían como excesivas....
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