Version Fernando

CUADRO I
JULIA – EL PADRE

Julia- Fernando Krapp me ha escrito esta carta. Tiende a su padre la carta.
El Padre- Fingiendo asombro. ¿Y qué?
Julia- ¡Léela!
El Padre- ¿Qué le has contestado tú?
Julia- Impaciente. ¡Léela tú!
El Padre- Es un hombre muy solicitado. Por todas partes se habla de él desde que volvió de América con esa inmensa fortuna. Muchas chicas en edad de merecer se sentiríancontentas de recibir una carta de él... ¡Todas!
Julia- ¡Léela!
El Padre- La carta va dirigida a ti, basta con que me digas lo que dice. Ya tú la has leído.
Julia- Es corta. Leyendo en voz alta. “Estimada señorita...”
El Padre- ¿De manera que “estimada señorita”?. Sin rodeos, sin florituras.
Julia- Leyendo. “Me han dicho que es usted la mujer más bella de esta ciudad, en la que me heestablecido recientemente. La he visto cuando paseaba con su padre por el parque”.
El Padre- ¿De manera que nos ha visto?
Julia- Leyendo. “Y es verdad. Es usted la más bella. Me casaré con usted. Fernando Krapp”.
El Padre- Ese va derecho al grano.
Julia- ¿Cuándo tiempo estuvimos el sábado en el parque?
El Padre- Ya no me acuerdo.
Julia- Yo quería volver a casa, pero hicimos el paseo dos vecesmás... ¡porque tú lo quisiste!
El Padre- El aire fresco es muy sano. Te pasas demasiado tiempo en casa, leyendo y perdida en tus fantasías.
Julia- ¡Te habías puesto de acuerdo con él! Le tira la carta en la cara.
El Padre- ¿Qué le has contestado?
Julia- ¡Ja!
El Padre- No creo que le hayas contestado “¡ja!”. ¡Sé muy bien que escribes unas cartas muy bonitas y con mucha imaginación!
Julia- Te dirélo que le he escrito a Fernando Krapp. “Señor: De su carta deduzco que me ha comprado usted a mi padre. ¿Cuánto le ha pedido por gramo de carne? ¿Cuánto por kilo de mi peso? ¿Dio usted su consentimiento enseguida al precio o trató de rebajarlo? Puedo imaginarme como se le contrae la cara a mi padre angustiado, como le tiemblan los labios y... usted sabe que tiene en sus manos a ese pobre hombre,que está tan entrampado que ha de vender su mercancía a cualquier precio”.
El Padre- ¡No hablas en serio Julia!
Julia- “¿O quizá, mientras me observaba, captó alguna sonrisa mía, y eso le pareció que valía unos miles más, que añadió por su cuenta? Le aseguro, señor, que tengo unos dientes regulares y unas orejas muy bonitas, por no hablar de otras cosas que la decencia me impide desvelar. Sinembargo, si viene usted a casa del vendedor, mi padre, podrá inspeccionar la mercancía antes de fijar la suma definitiva en el contrato”.
El Padre- Horrorizado. ¡Julia!.
Julia- ¿No es eso lo que querías que escribiera, padre? Creí que era eso.
El Padre- Eres cruel... ¡Estoy muy cerca de la muerte, de la muerte, de tanto preocuparme por ti!
Julia- ¡No llores! ¡Me dará dolor de cabeza y tendréojeras moradas...! Eso puede disminuir el precio de compra.
El Padre- ¡Tienes que comprender el riesgo que corres si yo no me ocupo de tu porvenir! Es verdad que eres hermosa, pero tienes la cabeza llena de pensamientos extraños, y me da miedo. ¡Con esas ocurrencias extravagantes chocas a la gente!
Julia- ¿Qué ocurrencias?
El Padre- ¿Qué mujer responde a una propuesta de matrimonio de un hombre tanrico y considerado con semejantes frescuras? Tengo que tratar de arreglar otra vez las cosas.
Julia- Tienes que tratar de arreglarlas.
El Padre- ¡Qué ocurrencias más extravagantes! A un estudiante pobre, que no es nadie ni tiene nada, y al que apenas conoces, le animas diciéndole: ¡ráptame! Eso llamo yo ser extravagante. Y él, bueno, él dice asustado: Muy bien, ¡lo haré! ¿Pero de qué vamos avivir? ¿Y tú? ¿Qué le dices entonces?
Julia- ¿Qué le digo?
El Padre- ¡Nos mataremos!
Julia- ¡Eso tú no lo sabes!
El padre- Lo sé. Lo sabe todo el mundo. Toda la ciudad lo sabe. ¡Y no ha vuelto por aquí!
Julia- ¡Es un tonto charlatán!
El Padre- ¿Pero, quien quiere morirse, cariño? Nadie quiere, yo tampoco. La gente quiere hacer fortuna. ¡Mira a tu viejo padre! Se ríe y no pierde la...