Vestidos de camuflado

VESTIDOS DE CAMUFLADO




La noche sorprendió a mujeres y niñas con un cielo estrellado y una luna abierta, luminosa. No era frecuente este tipo de lunas en El Funcial. Asombró pero no hicieron mayores comentarios. Francelina se quedó como de costumbre al lado del fogón dando las últimas recomendaciones generales a su sobrina Silvia quien a la madrugada siguiente saldría para Bogotá encompañía de sus dos sobrinas Martha y Stella. Las niñas, jugueteaban y revoloteaban en el solar, bajo el ciprés y matas de durazno. De vez en cuando se sentaban a descansar de sus juegos en el escaño que quedaba debajo del ciprés. Quienes habían venido a despedir a las visitantes ya se habían marchado a sus casas bajo la luz de la luna ya que no era necesario aquella noche buscar una lumbrepara el camino, pues la noche era clara.
Hasta muy tarde jugaron las niñas. Martha de doce años se atrevió a pedirle a su tía Silvia que les dejara toda la noche, total era la última de las vacaciones y esperaba disfrutarlas al máximo. Silvia se caracterizó siempre por ser seria y tierna y en tono amable respondió que no, a lo cual las niñas se retiraron a dormir.
El bus de línea como lollamaban en el año de 1964, era de propiedad de don Mauro Téllez, un campesino exigente que se puso como reto conseguir una flota de la Cooperativa Reina y con ese bus crear un cordón de comunicación entre el pueblo de La Belleza y el resto del departamento y el centro del país. Nadie como don Mauro para saber la importancia de meter un interdepartamental por esos caminos de piedra donde eramucho lo que sufrían los pocos camiones que iban en busca de productos. Todos los martes, desde que lo llevó por primera vez, el bus hacia el viaje de La Belleza a Bogotá. No importaba el clima. Siempre había pasajeros y mercancías que llevar. Arrancaba su recorrido a la una de la mañana y hacia las dos de la madrugada pasaba por la vereda donde estaban Silvia y sus dos sobrinas.
Yadespiertas las viajeras, oyeron de lejos que venia el bus. Stella con nueve años era quien más molestaba a su hermana pidiendo que fuera ella quien debía irse en la ventanilla porque era más chica que su hermana mayor. La tía Silvia decidió que una vez en la flota mirarían como acomodarse. En el mismo sitio se subieron Chavita y la tía Anatolia. Anatolia venía a visitar a Odilia hija de ella que seencontraba hospitalizada en Bogotá. Chavita, una niña de trece años salía como otros tantos campesinos en busca del espejismo de la ciudad. Los esfuerzos económicos que tenían que hacer los campesinos de esa época para montar en flota eran enormes. Anatolia pudo montar esa vez con ayuda económica de parientes.
Las maletas de cuero viejo quedaron a la vera de la carretera en un santiamén. Lasniñas las trajeron con gran diligencia mientras Ignacio, el esposo de Francelina arrimaba las maletas grandes que contenían fiambre y encomiendas. Era la una y media de la madrugada. A esa hora no había luna y tampoco estrellas. El ruido del bus de línea aumentaba y con ello la ansiedad de las niñas de subir al mismo. Todo viaje encarna encuentro de sentimientos. Alegría de irse y tristeza deirse. Esperanza de volver y esperanza de regresar a casa. Anatolia y Chavita la hija de doña Lola, vecina de Francelina, permanecían en silencio, sentadas en el escaño debajo del ciprés. Chavita, era bastante callada. Allí, en el Funcial, los campesinos guardaban mucho respeto por la gente que venía de la ciudad y más todavía cuando eran niñas. Chavita y las dos hermanas Stella y Martha seapreciaban. Pero la campesina era más callada que las visitantes. Se limitaba a sonreír al escuchar a sus amigas. Las niñas giraban en ronda bajo la noche y no atendían cuando su tía les amonestaba por la bulla que hacían. Martha de pronto se detuvo y se quedó mirando al cielo oscuro. Le dijo entonces a su hermana que ya no había luna. Reflexionó unos segundos con la mirada hurgando lo oscuro. No...