Viajes en el Rastrojero

Recuerdo cuando éramos pequeños con la familia, viajábamos mucho.
Un amigo de mis padres, Gabriel Carrón un divertido y comprometido cura suizo a quien mi viejo recibió cuando recién llegó a la argentina, nos había regalado conjuntamente con un par de botas, una carpa, el Rastrojero al que a lo largo de veinticuatro años dimos varias vueltas al odómetro.
Con este aparato que conservamos desdeel año 1976 hasta diciembre del 2000, viajamos innumerables veces entre otros lugares a Gualeguaychú. Mi madre asegura haberlo hecho llegar hasta los 120 km/h cuando era nuevo por supuesto.
La realidad es que el Rastrojero fue, en nuestro recuerdo sigue siendo, un integrante de nuestra familia. Mi hermana Gabriela aun hoy insiste proponiendo una reedición de aquellos memorables e interminablesviajes en él.
Tenía cúpula de chapa de fábrica del mismo color naranja que la carrocería. En la parte trasera para los viajes largos acomodábamos perfectamente dos colchones de una plaza cada uno, que doblábamos en la parte delantera unos cincuenta centímetros conformando un frente acolchonado vertical que amortiguaba las violentas desaceleraciones producto de un sinfín de bombazos desesperados yrecurrentes que mi padre daba sobre el pedal de freno intentando que el bólido mecánico se enterara de que su conductor pretendía una abrupta y repentina frenada. Recuerdo una oportunidad en la que mi padre sacando la pelada por la ventana a los gritos alerto al policía que pretendía detenerlo que sus intentos eran en vano y que detendría su marcha varios metros adelante. Asimismo, recuerdo loagradecidos que quedaron estos atentos y serviciales agentes del orden ante la promesa de reconocimiento que mi madre en tanto funcionaria pública prometía.
He de reconocer que en algunas oportunidades frenaba derechito y no hacía falta sostener firmemente el volante para impedir que girara rápidamente y azarosamente hacia el lado que circunstancialmente más frenara.
Tenia un motor Indenor diesel decuatro cilindros y caja de cuarta, con la marcha atrás al estilo alemán, para la izquierda adelante al lado de la primera, conjunto que permitía que con solo un tanque de unos 60 litros una autonomía de casi una ida y vuelta a Gualeguaychú.
Las anécdotas son interminables. En una oportunidad, durante un viaje de vuelta de Buenos Aires en proximidades de San Pedro, vimos pasar velozmente unarueda que mi padre avezado conductor bastante preparado, pero principalmente acostumbrado, distinguió como del Rastrojero, que producto de la imprevisible y repentina perdida de los bulones nos obligaba a detener la marcha pisando en tres…
Asimismo, en otra oportunidad recuerdo haber visto a mi hermano Juan Ignacio colgado de la puerta abierta del acompañante en momentos en los que mi padre girabaraudamente a la izquierda al salir de la Isaura de la esquina de casa, maniobra que genero tremenda fuerza centrífuga que provocó la incapacidad del sobredimensionado pasador de cuatro tornillos parker que para seguridad se había colocado sobre la puerta y trababa sobre el parante B de nuestra unidad naranja.
Por otro lado, no puedo olvidar, lo impresionado que quedó mi primo Daniel Chiapino eldía que al girar a la derecha desde Crisólogo Larralde hacia Zanni aceleré en segunda en una estudiada y probada maniobra provocando que se ponga de costado al estilo Raies, o mejor dicho aprovechando el parecido del color con el General Lee de los Dukes de Hazzard. En realidad mi primo no advirtió que de mi lado en la tracción la camioneta tenía una cubierta Fate dura y completamente lisa que nohacía juego con las otras tres Firestone que mi primo miró disimuladamente al bajarse aprovechando una aparente distracción de mí parte.
Por otro lado recuerdo, el avanzado limpia parabrisas que traía de fabrica consistente un una perilla que encendía y apagaba el sistema, al que solo recuerdo haberlo visto funcionar del lado del conductor y nunca del otro.
En los últimos tiempos le saltaba la...