Vida de famosos
ancota y muy modesta. Pero la gente se imagina que Helenita es la trágica, la que tiene milhombres, la devoradora”, confesó alguna vez en una entrevista. Nunca quiso escribir una biografía ni autorizó a nadie a que lo hiciera. Solo en sus últimos días aceptó que su hija, Pilar Ibarra, contara su vida en un libro de fotos.
El proyecto, sin embargo, quedó en suspenso porque la cantante enfermó gravemente –todavía estaba recuperándose de un trasplante de hígado– y su familia se dedicó acuidarla de tiempo completo. “Fue una época muy dura”, recuerda Pilar. Tras la muerte de su mamá, el 7 de febrero de 2011, decidió retomar la iniciativa. “En la casa había un baúl enorme lleno de fotos y mientras estaba organizando el material surgió la propuesta de Caracol de hacer una serie”. A la heredera, que por cierto es la viva imagen de Helenita, le sonó la idea y así fue como nació La roncade oro, el programa más visto en el país en la actualidad, con cerca de 6 millones de televidentes cada noche.
ncluimos muchos elementos de ficción siempre con el compromiso de respetar el espíritu y la memoria de Helenita”. Los familiares y amigos cercanos a la artista estuvieron al tanto de cada detalle del programa desde el principio y son conscientes de que es imposible recrear su vida alpie de la letra. “Yo creo que hoy, con 80 años, mi mamá estaría feliz de verse en la pantalla porque a ella le encantaba el drama”, añade Pilar, quien ha estado en contacto permanente con Ana María Estupiñán y Majida Issa, las actrices que interpretan a la cantante cuando era adolescente y adulta.
La historia real, en todo caso, también tiene su cuota de drama. Sofía Helena Vargas Marulandadecía que le gustaba la música desde que estaba en el vientre de su mamá, Susana, una mujer amante de los tangos. Era estricta, sí, mas no una bruja, como la pintan en la serie. De hecho, ella y su esposo, Eliécer Vargas, apoyaron el sueño de su hija de convertirse en cantante y la inscribieron en el conservatorio de Cali, pero la niña no duró mucho porque se negaba a leer partituras. Una vez elprofesor llamó a sus papás a aconsejarles que dejaran de perder la plata porque en clase Helenita hacía lo que quería. “Ella aprendió a tocar piano y guitarra a oído y se aburría cuando le metían matemáticas y términos raros a la música”, indica Pilar.
La carrera de Helenita se truncó por unos meses, pues sufrió una parálisis que la mantuvo en cama. Entonces no lo sabía, pero ese episodio fue enrealidad consecuencia del síndrome de Crest, una enfermedad autoinmune que le diagnosticaron muchos años después y que a la postre
desembocó en la cirrosis biliar que acabó con su vida. Sus padres se la trajeron de Bogotá, donde estudiaba interna en el colegio María Auxiliadora, para cuidarla en su casa del tradicional barrio Santa Rosa en Cali. Tan pronto se recuperó, la joven siguió cantandoen fiestas y reuniones privadas. Su encuentro con el mexicano Agustín Lara, cuando tenía 16 años, selló definitivamente su amor por las rancheras y los boleros.
A partir de ese momento nadie pudo volverla a bajar de los escenarios. Ni siquiera el abogado Hernán Ibarra (Germán Hincapié en la serie), el “perro marido”, como lo llamaba ella, con quien se casó a escondidas el 28 de diciembre de1951. “Cuando mi abuelita se enteró, pensó que era una inocentada”, dice Pilar. Helenita y Hernán, un reconocido político liberal que había trabajado al lado de Jorge Eliécer Gaitán, se conocieron porque ella era la mejor amiga de su hija. Él había quedado viudo y acababa de cumplir 41 años. Como la ronca apenas tenía 17, Ibarra le ayudó a falsificar los papeles para que apareciera de 21. Su...
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