vida y obra de benito juarez garcia

Benito Juárez visto
por Salvador Novo
Salvador Novo perteneció a una de las más distinguidas generaciones de escritores que el país
ha dado: Contemporáneos. Junto con Carlos Pellicer, Xavier Villaurrutia, Jaime Torres Bodet, José Gorostiza y otros no menos talentosos, Novo

cambió el rostro de México. Todos ellos hicieron

(Archivo coleccionable)

SALVADOR NOVO

un notable esfuerzopor transitar del nacionalis-

mundo europeo y norteamericano, vanguardias
artísticas. Novo fue sin duda el mejor cronista
que la ciudad de México haya tenido. Culto, agudo, ingenioso, utilizó la poesía, el teatro, el ensayo y el periodismo para defender sus posiciones.

prócer oaxaqueño, pero lo que no deja de lado
es la inteligencia y la cultura, los afanes educadores que todos en esageneración brillante, de
un modo u otro, tuvieron.
El Búho

Gracias a esta última actividad, el diarismo, Novo
nos dejó una visión precisa y de buen humor del
México que vivió.
Sin embargo, Salvador Novo, tan distante
de los políticos, de la vida de los funcionarios,
tan entregado a los placeres del arte, de la amistad, de la ironía, del teatro, tuvo tiempo para hacer vida cívica. En untexto poco conocido, que
estuvo alguna vez en la biblioteca personal de
su amigo Jaime Torres Bodet, encontramos un
discurso sobre don Benito Juárez. Leerlo es ver
a Juárez de otro modo, sin las frases hechas, sin
los lugares comunes. Es, en suma, un Juárez de
carne y hueso, visto y analizado a grandes e inteligentes pinceladas por un hombre cuyo sentido del humor se desplegó en muchos mediosy de muchas maneras. Salvador Novo asume
aires de cierta solemnidad para escribir sobre el
Benito Juárez

I

para la memoria histórica

mo excesivo a una tendencia más ajustada al

Universo de

el búh
II

Salvador Novo

Juárez símbolo de la soberanía nacional *

como las coronas fúnebres depositadas sobre el

Discurso pronunciado por don Salvador Novo, du-

mármol de sureposo. Son concreción y símbo-

rante la ceremonia conmemorativa del XCIV ani-

lo del amor que los mexicanos de ayer le tuvie-

versario del fallecimiento de don Benito Juárez,

ron; de la admiración que los extranjeros le pro-

efectuada en el Recinto erigido en su memoria, en

fesaron. Se le tributan –en la ceremonia, en el

el Palacio Nacional, el 19 de julio de 1966panteón o en el plúteo de las bibliotecas–; son en
las fechas cívicas como llamadas de honor; y se
apagan los discursos, o se empolvan los libros,

he aceptado el honor de pronunciar hoy lo que

mientras nos reintegramos a una vida que, en

en mis labios no podrá alcanzar la altura de un

apariencia, al restituirnos a un siglo que Juárez

discurso, es porque siento que acercarse a la fi-ya no alcanzó, le instala en un pretérito reveren-

gura de Juárez no necesariamente entraña en

ciado y muerto.

quien lo haga la vocación del panegírico, ni la

Pero ¿es así? ¿No está Juárez aún vivo y pre-

dudosa felicidad de la elocuencia. No exige el pa-

sente en la Patria que hoy lo recuerda: entre nos-

tricio las nubes de un incienso que instale entre

otros, quevisitamos su recinto?

él y quien eleve la mirada a la claridad imperturbable de su perfil, una distancia que los divorcie,
mientras aroma su relación con perfumes de muer-

te. Ni acercarse a él presupone la jactancia de
que al cúmulo de brillantes exégesis que el respeto y la admiración universales han allegado al
estudioso de nuestra Historia para documentar
la minuciosa disección de su viday de su obra,
pudiera una voz débil y una pluma modesta agregar un elogio que ya no se haya dicho, o contribuir un dato que no sea conocido.
Fechas, libros y estatuas: si bien, en su estatismo, son germen y votivas lámparas que preservan y delegan de una en otra generación de
mexicanos el culto y el recuerdo; si son el atalaya y el ejemplo de una existencia cumplida y cimera, no constituyen...