Vida y Obras
podrá recibir veinte pesos al mes, y como le sería imposible con tan módica suma
satisfacer sus estrictas necesidades, me he acordado de usted y atrevido a
pedirle el servicio de que lehospede en su casa hasta que pueda por sí solo
ganar su subsistencia.
Este muchacho es mi única esperanza, y si usted le hace la gracia que
para él humildemente solicito, tendrá usted las bendicionesde su santa madre en
la tierra y las mías en el cielo, si Dios me concede su eterna gloria después de mi
muerte.
Mande a su seguro servidor, que sus plantas besa.
JOSE RIVAS
Don Dámaso sequitó los anteojos con el mismo cuidado que había empleado para
ponérselos y los colocó en el mismo lugar que antes ocupaban.
-¿Usted sabe lo que su padre me pide en esta carta? -preguntó,levantándose de su
asiento.
-Sí, señor contestó Martín.
-¿Y cómo se ha venido usted de Copiapó?
-Sobre la cubierta del vapor -contestó el joven, como con orgullo.
-Amigo -dijo el señor Encina-, supadre era un buen hombre y le debo algunos servicios que
me alegraré de pagarle en su hijo. Tengo en los altos dos piezas desocupadas y están a la
disposición de usted. ¿Trae usted equipaje?
-Sí,señor.
-¿Dónde está?
-En la posada de Santo Domingo.
-El criado irá a traerlo; usted le dará las señas.
Martín se levantó de su asiento y don Dámaso llamó al criado.
-Anda con este caballeroy traerás lo que él te dé -le dijo.
-Señor -dijo Martín-, no hallo cómo dar a usted las gracias por su bondad.
-Bueno, Martín, bueno -contestó don Dámaso; está usted en su casa. Traiga usted suequipaje y arréglese allá arriba. Yo como a las cinco: véngase un poquito antes para presentarle a
la señora.
Martín dijo algunas palabras de agradecimiento y se retiró.
-Juana, Juana -gritódon Dámaso, tratando de hacer pasar su voz a una pieza vecina-; que
me traigan los periódicos.
2
La casa en donde hemos visto presentarse a Martín Rivas estaba habitada por una familia...
Regístrate para leer el documento completo.