Vida
“Algo obvio”
Tomé el último sorbo de café que quedaba, y con un gesto de amargura en mi cara, noté que mi café no estaba disuelto totalmente al final. Genial, el mejor comienzo para iniciarotro año más de secundaria y, lo mejor de todo, sin madre.
Me paré de mi asiento con algo de timidez –lo admito, hasta al caminar se nota- y me dirigí al lavaplatos para lavar la taza antes de ir a un nuevo año de días monótonos, sin tener diferencia alguno con los otros.
-Deja. Yo lavo –me advirtió mi padre, acercándose a mí y sacándome la taza de café de mis manos.
-De verdad quiero hacerlo–le respondí cortante.
Desde que mamá se había ido de la casa, estaba con algo de angustia. Sabía que, el hecho de lavar los platos, lo hacía por solo hecho de recordar a mi madre.
Mi padre enseguida lo entendió. Por ello, se alejó de golpe, hacia la mesa para poder sentarse. Estaba segura de que quería decirme algo, se notaba en la presencia.
Tomé una presencia segura, y en cuanto habló, medesarmé.
-¿Sabes que con eso, solo conseguirás que se te arruguen las manos? Y a eso no les gusta a las chicas de tu edad, ¿o sí? –me preguntó mi papá con algo de sarcasmo.
Sentía tanta gratitud hacia él, por el simple hecho de alegrarme aunque sea con algo estupido mi día, me hacía sentir feliz. Por eso, me di vuelta rápidamente y extendí mis brazos hacia él, con los ojos llenos de lágrimas,prontas a derramar. Lo abracé por casi dos minutos enteros, mientras que él sólo esperaba. Como siempre hacía.
-Ya, Jess. Si todo va a estar bien –me consoló mi padre, mientras yo lo abrazaba más.
Al final de un buen rato, me despegué, para poder ir finalmente al instituto, y por fin poder acabar con este día.
Debo decir, que en mi hábitat natural, yo era mucho más distinta que ahora con mi padre:tierna, cariñosa e indefensa.
Llegué temprano, y saqué unas cuantas cosas de mi casillero. Antes de que lo cerrara, alguien al lado mío ya lo había cerrado, y ya estaba segura de quien se trataba.
-Este día está hermoso. ¿No crees que sería un buen pretexto para salir? –me preguntó Adam, el chico más popular de todo el instituto.
Lo miré detenidamente como hacía cada mañana, antes de queviniera el resto. Sus ojos de color verde pálido, hacían que mi corazón se contrajera, y además su voz era una herramienta esencial, que daba resultado al tiempo de conquistar. Su cabello, de color oscuro como un negro azabache, lo desordenaba siempre cuando hablaba, haciendo que se viera cada vez más atractivo.
Di unas cuantas risas nerviosas como cada día, y añadí:
-Sabes que los días de semana nopuedo –dije, tratando de escaparme de él.
Lo evité, y me fui por su lado. Era en vano hacer maniobras para esquivarlo, siendo que siempre me impedía el paso, al cabo de irme de su lado.
-Pero puedes hacer una excepción, ¿no? –dijo, acercándose más a mi lado.
Nunca había podido resistirlo, pero lo pasaba por alto igual, ya que siempre pasaba lo mismo:
-Jess, vamos –me ordenó Hannah, la cualestaba detrás mío, mirándonos.
Sus ojos mostraban un poco de antipatía, pero de ella, sinceramente no se podía esperar nada más. Sus manos en la cintura, y una de sus cejas alzada, hacían que me reporté a mi lugar inmediato.
Me aparté de él lo más rápido posible para poder irme al lado de Hannah. En cuanto estaba a su lado, derecho para ser más específico, mi lugar de siempre, caminamos hasta sucasillero, como cada mañana. No hablábamos cuando caminábamos, ya que ella solo lucía su popularidad en frente de todos los chicos del instituto, mientras que yo estaba a su lado, su fiel amiga.
Y después de recorrer casi la mitad del recorrido al casillero de Hannah, llegaba al lado izquierdo de ésta, Amy.
-Amy, ¿recordaste decirle a John sobre lo de mi trabajo de verano? –le preguntó...
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