Vidas Paralelas
Finalmentese decidió a salir a comprar las pastillas y cada paso que daba, cada lágrima que derramaba, cada recuerdo de su madre, tan tierna y sobre protectora, le partía el alma en pedazos. Ya debía teneracumuladas unas doscientas, así que cuando llegó a la farmacia, la primera que encontró abierta a esa hora después de vagar por la toda la 116, tan llena de vida, vida que se le escapaba, de la que ya sesentía ajeno, sólo tuvo que pedir un frasco más, para no levantar sospechas, además. El retorno fue aun más espantoso, más angustiante, porque sentía que ya tenía las horas, los minutos, lossegundos, contados. Al entrar por la puerta del edificio se despidió del cielo azul, de la gente, esa misma que era razón de todo esto, de las nubes, de las montañas, del sol y la luna, que aunque era de díaestaban juntos, como los amantes, de las estrellas que eran sus secuaces y de todo en general, tan bello, tan perfecto, pero a la vez tan lleno de soledad, de miedo y de odio.
Subió a su habitacióny la dispuso para la partida, procuró no dejar evidencia alguna y por último quiso despedirse de sus padres, no de su hermano, tal vez de su amada, pero no hubiera contestado de igual forma, y comono tenía amigos, no creía en la amistad, pensaba que toda esa masa de gente, tan falsa, tan irreal, con valores tan espurios, no valía la pena, y aunque ellos lo consideraran su amigo, para él no eranmás que una plaga de ratas vacías. No necesitó más que un termo lleno de agua y las más de doscientas pastillas para emprender su empresa, quería que todo fuera como un sueño (¿Una pesadilla tal...
Regístrate para leer el documento completo.