Viejas costumbres

VIEJAS COSTUMBRES

Autor: Beltrán Gama.

Existen en la sociedad, individuos o grupos de esos que se resisten a someterse a la vorágine de la seudo modernidad, ya sea agrupándose para protestar o marginándose de la sociedad, o siendo marginados por ésta. Muchos pueden ser los motivos que ocasiona este tipo de fenómenos. Quizá el más valedero sea, el que defiende la identidad y las costumbrespracticadas y heredadas por generaciones, que implican un compromiso de preservación de las raíces culturales nativas.

Con la práctica profesional docente, logré percatarme de este tipo de conductas, que por ser tan comunes, pasan desapercibidas para las mayorías. Sin propósito alguno, llegó a mí, la historia de una familia que hasta la fecha ha logrado mantener vigentes sus prácticasancestrales añadiendo, a éstas, aquellas que se adapten en su beneficio.

Perdido entre las montañas del sur del estado de Morelos, México, existe un pequeño rancho que suministra los recursos necesarios, producto del esfuerzo y el trabajo, a la familia que encabezan, Antonio y Cristina, su hijo Andrés y Lucía, esposa de éste. Como parte de la práctica de campo, previa a nuestra titulación, supimosde esta familia que era tenida en alta estima en la cabecera municipal del pueblo, en el que nos tocó practicar. Se nos ocurrió que sería interesante conocerla y entrevistarla, empresa que resultó difícil, sobre todo, porque no vivía en el área urbana, sino en alguna parte de las montañas que circundaban el poblado; sin embargo, nuestras pesquisas nos condujeron con algunos agricultores; personasya maduras, que pertenecían a la sociedad ejidal del lugar.

Uno de estos agricultores que resultó ser compadre de don Antonio, se prestó a guiarnos hacia el lugar donde vivía su compadre, advirtiendo qué, el simple hecho de llevarnos y presentarnos con su compadre, no era garantía de qué él accediera a platicar con nosotros.

Recorrimos la primera parte del camino en una camioneta denuestro guía, de ahí en adelante caminamos por un par de horas hasta llegar a un bello paraje en el fondo de una hondonada, donde nacía un manantial de frescas y cristalinas aguas, que mantenía verde una escasa vegetación de amates y sabinos, que contrastaba con el paisaje seco que ofrece la selva baja caducifolia en esta época de estiaje, ecosistema característico de estas latitudes.

Nuestroacompañante y guía, mostraba estar acostumbrado a estos caminos, en tanto, nosotros, acusábamos las huellas de la matinal caminata. Afortunadamente fuimos bien recibidos por doña Cristina y su nuera Lucía, ya que los hombres de la casa habían salido. Esta fue la oportunidad de ganarnos la confianza de las mujeres de la casa.

Hechos los arreglos para que se nos permitiera pernoctar, aquellanoche, en el rancho de don Antonio, nuestro guía se ofreció a esperarnos en su camioneta, la tarde del siguiente día.

Hacia el medio día, regresaron don Antonio y su hijo Andrés; para estas horas ya habíamos adelantado el motivo de nuestra visita a las señoras de la casa. Nuestra presencia no causó sorpresa alguna a los recién llegados, si acaso, el siguiente comentario por parte de don Antonio,dirigiéndose a su hijo:

– ¡Ves vale, te dije, vamos a tener visitas, la lumbre estuvo "chillando" en el tlecuil, ora en la mañana! –

Cumplimos con el rigor de las presentaciones, la bienvenida fue amable y sincera, quedando manifiesta la armonía de la pareja. Los hombres hicieron algunas faenas con los animales de uno de los corrales y después de asearse las manos, nos invitaron a pasar ala mesa para disfrutar de una rica comida a base de frijoles negros con epazote, queso seco y una salsa de molcajete, que aunque picante, resultó buen aderezo.

Salimos al patio, y a la sombra de un frondoso amate prieto, sentados en unos bancos hechos de troncos, que no por rústicos, dejaban de ser cómodos, don Antonio se dispuso a escuchar la ampliación del motivo de nuestra visita....